«Mi madre Mary falleció hace poco, dejando a toda mi familia desolada», dice Lana, «pero ella no habría querido que dejásemos de celebrar nuestro amor. Realmente queríamos casarnos en el Serra Retreat porque allí tenía un recuerdo súper especial con mi madre, y sentí que podríamos sentir su presencia en nuestra boda».
De hecho, Anthony había vivido una intensa experiencia allí en una visita años atrás. «Estaba pasando por un momento muy difícil, y fue a la capilla del Serra Retreat para encontrar consuelo y respuestas», cuenta Lana. «Tuvo una revelación muy personal estando en la capilla que cambió el curso de su vida. Sobra decir que el Serra Retreat significa mucho para nuestra familia, y nos encantó poder casarnos en el centro».
La organización del enlace fue como la seda gracias a Alex Moreau, de XO Moreau: “Fue la wedding planner más organizada, relajada y proactiva del mundo, con una energía y un carácter maravillosos”, le dedica Lana. “Siempre nos sentimos muy escuchados y dio prioridad a nuestro amor y felicidad. Su amplia cartera de proveedores era impresionante y muy útil. Pudimos contar con el increíble Remi + Gold para los arreglos florales, y plasmaban nuestra idea a la perfección”.
Como Lana y Anthony sabían que querían incorporar el ambiente otoñal a la boda, sin perder ternura y delicadeza, recurrieron a East Rose Studio para el diseño de las invitaciones. «Me encantan los artículos de papelería desde hace años y colecciono de todos mis viajes», dice Lana. «East Rose Studio diseñó la papelería perfecta para que coincidiera con el tono de la boda: elegante y atemporal, y con un toque español en el estilo, sin dejar de ser fresco y juvenil».
Lana adoptó un enfoque similar en la estética de su vestuario nupcial: «[Desde el principio,] me obsesioné con ir vestida de Vera Wang en mi boda», admite la novia. «Hace poco más de dos años, llevé a mi madre y a mis damas de honor a Vera Wang para comprarme el vestido. Mi madre y yo nos enamoramos totalmente de mi vestido de novia en cuanto me lo probé, y estoy muy agradecida de haber podido compartir esa experiencia con ella. Fue la única vez que pudo verme con mi vestido, y guardaré ese recuerdo en mi corazón para siempre. Las dos supimos al instante que era el elegido. Era atemporal y clásico, a la vez que juvenil y alegre. Mi mayor ilusión, y siento que la he cumplido, era sentirme yo misma con el vestido, y nunca me he sentido tan guapa como cuando me puse mi vestido de novia. Lo agradeceré eternamente».
