Fue un fin de semana turbulento en el mercado cripto. La amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de un aumento masivo de los aranceles a China sacudió a Wall Street el pasado viernes. Pero tras el cierre de los mercados tradicionales, la decisión de elevar las tarifas hasta un 130% a Pekín por endurecer su control sobre las tierras raras, impactó en el único mercado abierto, el de las criptomonedas. La reacción no tuvo precedentes: la capitalización total de los activos digitales pasó de los 4,1 billones de dólares a las cuatro de la tarde del viernes a los 3,66 billones en la madrugada del sábado, según Coinmarketcap. En total, se liquidaron unos 19.000 millones de dólares, la pérdida más grande a nivel intradía de la historia del mercado cripto, calcula la industria.
Nadie se esperaba esta reacción, especialmente ahora, en pleno furor por las stablecoins y tras meses en los que se hablaba de la consolidación de este mercado, con grandes gestoras recomendando dedicar una pequeña parte de una cartera diversificada a los criptoactivos —BlackRock llega a recomendar asignar un 2%—. Bitcoin se describe a menudo como un activo refugio para los inversores y un asset class más, a la par de los demás activos tradicionales. Es cierto que bitcoin fue el que mejor resistió, con una rotación de las demás criptomonedas hacia la pionera, pero no se ha comportado como refugio de valor: de los 121.000 dólares en los que cotizaba el viernes por la noche, llegó a tocar los 109.900 el domingo, una caída de un 9%. Para la mayoría de las altcoins la corrección fue mucho más pronunciada, de hasta un 60% de su valor. Ether, la segunda criptomoneda del mercado, y BNB, la tercera, retrocedieron un 20%, XRP y Dogecoin se desplomaron más de un 40%.

Javier Pastor, director de Formación de Bit2Me, explica que el apalancamiento, las ventas automáticas y la baja liquidez en horarios poco habituales para los mercados globales agravaron las pérdidas de los inversores. De hecho, el comentario de Trump desató una cascada de liquidaciones apalancadas: cuando un inversor opera con dinero prestado para aumentar su posición y su inversión pierde demasiado valor, el exchange cierra automáticamente la operación para proteger los fondos prestados. Estas liquidaciones suelen ocurrir en cadena, porque al cerrar forzosamente tantas operaciones al mismo tiempo, los precios bajan aún más, provocando una “cascada” de liquidaciones que agrava las caídas. “Es un evento importante, sistémico, más grande que la caída que hubo cuando colapsó FTX en 2022 y cuando estalló la Covid-19″, recuerda Pastor.
Ante la extrema volatilidad del mercado, algunas plataformas suspendieron la operativa: Bit2Me la pausó media hora “por seguridad y ante potencial arbitraje”. Desde el exchange explican que existía el riesgo de que un usuario ejecutara una orden a un precio determinado, cuando en realidad se estuviera realizando a otro debido a la extrema volatilidad. También hubo diferencias de precios entre plataformas, debido a la escasa liquidez y a la presencia de pocos compradores y vendedores activos. En estos casos, los bots de arbitraje se aprovecharon de estas diferencias comprando barato en una plataforma y vendiendo caro en otra, alimentando la volatilidad y los desajustes en la cotización.
En Binance, que experimentó fallos técnicos durante estas horas de pánico en el mercado, se liquidaron unos 2.400 millones en apuestas apalancadas. Atom, la criptomoneda nativa de la red blockchain Cosmos, llegó a rozar los cero dólares en la plataforma. Y ethena USDe, la tercera stablecoin del mercado definida como dólar sintético y que ofrece un rendimiento de 5,5%, perdió brevemente la paridad con el billete verde y cayó hasta los 65 centavos. En un comunicado, Binance dijo que compensará a los usuarios afectados por estas liquidaciones forzosas con 283 millones de dólares.
Este lunes el mensaje conciliador de Trump, que rebajó el tono y avisó que estaba dispuesto a buscar un acuerdo con China, ha devuelto la paz en el mercado, mientras los inversores se recuperan del susto. El signo verde domina la cotización de los principales activos, que recuperan parte del terreno perdido: al cierre de los mercados europeos, el valor total de las criptomonedas repuntaba hasta los 3,9 billones de dólares.

Aunque la industria y los analistas celebran la recuperación rápida de este ecosistema, lo cierto es que un solo mensaje de Trump hizo estallar durante unas horas un mercado que busca mandar un mensaje de solidez y credibilidad a los inversores. Los activos digitales, una vez más, se han visto extremadamente vulnerables a las decisiones políticas y a los anuncios de quiénes las sostienen, y los inversores minoristas son los más afectados ante estos desplomes.
Para Pastor, de Bit2Me, esto demuestra que el mercado cripto es todavía joven. Pero la montaña rusa de precios pone de relieve los problemas persistentes de este mercado sujeto a caídas violentas, como la falta crónica de liquidez los fines de semana, el exceso de apalancamiento o las formas en las que las plataformas manejan las liquidaciones. Durante este colapso, los mecanismos automáticos de auto-desapalancamiento de los exchanges “echaron gasolina al fuego” y “se sintió menos como un mercado y más como una trampa que se cerraba”, dijo Justin d’Anethan, jefe de asociaciones en Arctic Digital, a Bloomberg.
Este incidente se ha producido en un momento en el que supervisores trabajan para poner en marcha las normativas que regulan este mercado. Por ello, los activos digitales están bajo la lupa de los vigilantes, que mantienen cautela. La semana pasada, el Consejo de Estabilidad Financiera recordó que el crecimiento de este mercado y su integración con el sistema financiero tradicional hace que sus vulnerabilidades puedan mermar la estabilidad financiera. La brecha en la gestión de riesgos, la falta de marcos regulatorios en algunos países y la “implementación desigual entre jurisdicciones crea oportunidades de arbitraje regulatorio y dificulta la supervisión de un mercado que está interconectado”, avisó.