Las criptomonedas tientan al pequeño inversor: ¿Apuesta a largo plazo o riesgo excesivo? | Criptoactivos

El ecosistema cripto genera interés y rechazo a partes iguales. Más de 15 años después de su nacimiento, el mundo de la inversión se divide entre quienes han decidido abrazar los activos digitales, y quienes se mantienen a distancia y consideran que todo se reduce a una gran estafa. Pero el auge de este mercado atrae a cada vez más interesados. No solo han desembarcado grandes inversores y gestoras de fondos, sino que está cambiando el perfil del minorista que domina este mercado: a los especuladores y traders con afán de dinero fácil se suman los pequeños inversores que buscan diversificar su cartera aprovechando las altas rentabilidades del mundo cripto.

Pero el lado oscuro de este ecosistema sigue dominando el imaginario colectivo. Fraudes, volatilidad, pérdidas totales, especulación… Su breve historia ha estado marcada por múltiples escándalos que hacen que muchos se pregunten si la inversión en activos digitales tiene sentido para los pequeños inversores. Entre las gestoras hay quiénes se oponen con fuerza, no invierten ni quieren hablar de criptos, y quiénes creen que debe incluirse en cualquier cartera, aunque con cautela y de forma muy reducida.

Los más escépticos inciden en el peligro que supone la extrema volatilidad, como demuestran las fuertes oscilaciones vividas desde la campaña electoral de EE UU que dio la victoria a Donald Trump. La cotización del mercado cripto se ha movido como una montaña rusa, pasando de batir récords poco antes de su toma de posesión a sufrir caídas de doble dígito cuando el republicano declaró la guerra comercial contra el mundo. Bitcoin llegó a perder hasta un 30% desde sus máximos, mientras que el resto sufrieron caídas aún más pronunciadas: ether se hundió más de un 60% y XRP se desplomó un 45%. Ahora, en cambio, el mercado vuelve a recuperar su tono y marca nuevos récords.

Evolución de las cuatro principales criptomonedas del mercado desde 2024

Estos vaivenes del mercado, que tanto asustan a los inversores de perfil más conservador, son muy comunes en el mercado cripto y muchos inversores se sienten atraídos por estas oscilaciones. Dovile Silenskyte, directora de investigación de activos digitales y Adrià Beso, responsable de distribución en Europa de WisdomTree señalan que la volatilidad por sí sola no convierte a un activo en inadecuado. “Lo importante es cómo contribuye al conjunto de la cartera. El bitcoin es volátil, pero también es líquido y no correlacionado”. En su opinión, tiene un potencial de rentabilidad asimétrico, que permite que las ganancias potenciales puedan llegar a ser mucho mayores que las pérdidas potenciales. De ahí que estimen que “el tipo de activo que puede mejorar una cartera si se dimensiona adecuadamente. En asignaciones pequeñas (entre un 1% y un 3%), la volatilidad del bitcoin se convierte en una característica, no en un defecto”.

Por ello gestoras como WisdomTree, que ofrecen productos cotizados ligados a activos digitales, consideran que en carteras multiactivo debería asignarse hasta un 2% a criptomonedas, dado el valor de este mercado. BlackRock, la mayor gestora en el mundo, recomienda a los inversores interesados asignar hasta un 2% de la cartera a bitcoin mientras que otros como Román González, co-gestor del fondo Criptomonedas FIL de A&G, suben aún más la apuesta: “Los inversores deberían tener entre un 1,5% y un 2% en cripto. A partir de ahí, tener un peso cerca del 5% para un cliente más agresivo me parece bastante razonable. La volatilidad apenas sube y aporta bastante rentabilidad. Más allá de esta cota, la volatilidad empieza a crecer con mucha más fuerza”.

Juan Carlos Ureta, director de desarrollo de negocio de Renta 4, matiza que el acercamiento del minorista a este mercado tiene que ser prudente, aunque insiste en que cualquiera que quiera una cartera diversificada con exposición a todos los activos del mercado, debería incluir criptoactivos. Así, calcula que en una cartera tradicional, que destina un 60% a acciones y otro 40% a deuda— “en los últimos cinco años se habría obtenido un 6,3% de retorno anualizado, con una volatilidad anualizada del 9%. Si se incluyera un 3% de bitcoin, con un 58% en renta variable y un 39% en renta fija, la rentabilidad anualizada sería del 8,3%, mientras la volatilidad anualizada del 9,15%″.

La nota de cautela no dejan de recalcarla los reguladores, especialmente a los minoristas, más vulnerables que a los inversores profesionales. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) recomienda en su página web tener cuidado “con los cantos de sirena de las ganancias rápidas y fáciles al invertir en criptoactivos”. La entrada en vigor de MiCA, el reglamento europeo sobre criptoactivos, a finales de 2024, ha creado un marco normativo uniforme para los activos digitales en la UE y aporta mayores garantías a los inversores, así como orden y limpieza en el mercado. No obstante, los reguladores recuerdan que los riesgos siguen existiendo.

En varias ocasiones el supervisor europeo, la ESMA, ha advertido que aunque MiCA tiene como objetivo reforzar la protección del inversor, “no ofrece el mismo nivel de protección que el disponible para los productos de inversión tradicionales”. Mientras las normas que regulan los servicios de inversión tradicionales exigen que las empresas participen en sistemas de compensación en caso de quiebra, MiCA no contempla protecciones similares. “Por lo tanto, no existe una red de seguridad, señala el regulador.

Guía para no perderse

El grado de cautela del regulador también influye en la oferta de productos accesibles a pequeños ahorradores. En España, por ejemplo, no es posible la inversión indirecta en criptomonedas a través de fondos de inversión por parte de inversores minoristas. “La CNMV aclaró que los fondos de inversión armonizados (UCITS), es decir, los que se pueden comercializar entre minoristas, no podían invertir en criptomonedas de manera directa”, recuerda Pablo Corredoyra, asociado sénior de finReg360.

Las únicas vías de acceso disponibles para estos fondos son instrumentos financieros “cuya rentabilidad esté vinculada a tales monedas y que no incluyan un derivado implícito, o a través de acciones en empresas que tengan a su vez inversiones en criptomonedas”. De hecho, algunos fondos españoles han buscado estos atajos para sortear las limitaciones. Es el caso del vehículo Opportunity, de Andbank, que invierte en cotizadas muy expuestas a las cripto, como Coinbase y Bitmine. Desde el banco privado explican que no hay restricciones para minoristas, aunque el perfil objetivo es un inversor cualificado.

En cambio, fondos de inversión libre (FIL), más conocidos como hedge funds, como el Renta 4 cripto y el Criptomonedas de A&G están reservados a clientes profesionales. Estos vehículos, explica Corredoyra, tienen exposición a criptomonedas mediante la inversión en instrumentos financieros que replican directamente el rendimiento del activo subyacente (como el precio de bitcoin) sin apalancamiento ni estructura compleja, como los ETP, “o a través de derivados, dado que no hay limitación en el subyacente, y siempre que su liquidación no suponga la entrega de la criptomoneda”. En ambos vehículos el núcleo del fondo es bitcoin, que supone entre un 40% y un 60% de la cartera, pero incluyen también otras altcoins, que suelen ser las de mayor capitalización del mercado.

Por ello, las vías de acceso para un pequeño inversor son otras. La clásica es a través de un exchange, como Binance o Kraken, por ejemplo. “Por muy bien regulado que esté y por muy difícil que sea que caiga, hay riesgo de contrapartida y de crédito u operacional, en caso de hackeo, robo o fraude”, advierte Román González. Los inversores también pueden invertir a través de los bancos: si antes de MiCA las entidades digitales como Revolut o N26 eran las únicas en ofrecer este servicio, desde el mes pasado BBVA también permite a sus usuarios comprar y vender bitcoin y ethereum a través de su aplicación, un paso adelante para convertir esta inversión en apta para todos los públicos.

Otras vías a disposición de los minoristas son invertir en Bolsa en empresas cotizadas que acumulan bitcoin en su tesorería, como Strategy, y los productos cotizados (ETP) ofrecidos por gestoras como Wisdom Tree, que en 2019 se convirtió en el primer emisor europeo de ETP en ofrecer exposición a criptomonedas con respaldo físico, a los que puede acceder a través de un bróker o un banco. Openbank, la enseña digital de Banco Santander, ofrece a sus clientes exposición a estos productos que replican el movimiento de activos como bitcoin, ethereum, cardano o polkadot. Para los expertos de Renta 4 y A&G, acudir a un ETP de replica física es la mejor vía a día de hoy, puesto que mitigan el riesgo de custodia y de hackeo, son productos regulados, no hay derivados ni estructuras complejas, y hay exposición directa al activo subyacente.

Cualquiera que sea la forma de invertir, lo más difícil para un inversor minorista es saber aguantar la montaña rusa de las cotizaciones. Los expertos coinciden en que debe verse como una opción a largo plazo y recomiendan diversificar. “El inversor minorista que no quiera hacer trading necesita una buena cesta diversificada de activos digitales, teniendo en cuenta su capitalización y el riesgo”, dice González, que con su fondo invierte en 15 criptos distintas, incluida el bitcoin. Para el gestor, esto mitiga el peligro de que el ahorrador empiece a dar bandazos ante posibles perturbaciones, pasando de bitcoin a una altcoin, para luego volver al origen: “Ahí es donde el inversor tiene el riesgo de perder dinero”.

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Dom Ago 10 , 2025
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