Pamela Anderson tiene razón: las medias lo arreglan todo
¿Quién dijo que las medias son aburridas? Pamela Anderson se ha encargado, una vez más, de demostrar justo lo contrario. En pleno auge de su era como gurú de la belleza, sirvió como anfitriona de un evento en SoHo (Nueva York) de Sonsie, su marca de skincare, con unas medias blanco nuclear que se robaron todo el protagonismo. Y es que, si nos remontamos a su historial, es evidente que para ella no son un simple accesorio, sino casi una firma de estilo con la que incorpora una pizca de rebeldía en sus looks.
Las llevó al pasado desfile de Valentino por Alessandro Michele, semitransparentes y de encaje con decorativos florales en color negro. También, las ha lucido en otras ocasiones con todo tipo de motivos, o incluso tupidas en la alfombra roja. Y, ahora, ha vuelto a apostar por ellas, solo que está vez ha ido más allá con un modelo blanco, opaco y perfectamente contrastado con su vestido floral que parece sacado de un jardín impresionista.
El conjunto no podía ser más inolvidable. Anderson lució un vestido de inspiración vintage, plagado de flores en tonos rosas, amarillos y verdes, con delicados bordados troquelados en el escote, mangas y bajo del diseño. Su caída, amplía y con un hombro al aire, le otorgaba un aire despreocupado, a la par que la mezcla de texturas creaba armonía entre su faceta más delicada y su lado más audaz.
Las medias, impecablemente blancas, añadían un giro teatral al atuendo, casi como de muñeca de porcelana. Una estética acrecentada por sus zapatos de salón en color burdeos, que anclaban el conjunto y contrastaban con el mismo. Por otro lado, su melena, de nuevo rubia (la actriz se tiñó momentáneamente de pelirroja hace unas semanas) y peinada en rizado, así como la ausencia de maquillaje en su rostro, hacían que esta elección fuera todavía más chic y desenfadada.
En sus manos –o, mejor dicho, en sus piernas– , las medias dejan de ser un accesorio funcional para convertirse en una pieza cargada de intención. Pamela Anderson ha logrado convertirlas en su mejor aliado y reivindica su poder de cambiarlo todo. Ya sean de esencia abuelil, unas más básicas, o un diseño tan atrevido como el suyo, la verdad es que dan ganas de rescatar un par del fondo del cajón y salir a la calle con un poco más de encanto y actitud. No tardaremos en copiarle el truco.
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