Toallitas desmaquillantes: las mejores aliadas de las ‘lazy girls’ puestas a prueba
Cuando me paro a pensar me doy cuenta de que llevo años sin utilizar una toallita para desmaquillarme. Un producto que antes en mi rutina era obligatorio, hoy se ve sustituido por un par de discos de algodón y la famosa agua micelar o, si me vengo arriba, un aceite limpiador. La limpieza de nuestra piel es el primer y más importante paso en cualquier rutina. Y por otro lado, suele ser el gesto que más sufre las consecuencias de la pereza. Después de un día agotador o de una noche larga es fácil caer en la tentación… Es en estos momentos cuando me acuerdo de las toallitas desmaquillantes y pienso: ‘¿Por qué desaparecieron de mi rutina si son lo más cómodo?’
El cuidado de la piel vive su momento de gloria y esto lo corrobora las más de 34 millones de publicaciones que el hashtag ‘skincare’ acumula en TikTok, la plataforma fetiche de toda tendencia. Hablamos de limpiadores para pieles grasas o secas, diferentes tipos de agua micelar, de hacer dobles limpiezas e incluso de cuidar nuestra piel desde dentro con la ayuda de batidos de colágeno y otros productos nutricosméticos. Pero siempre volvemos a la limpieza de la piel y esta comienza (muchas veces) desmaquillándonos. Entonces, ¿qué papel juegan hoy en día las toallitas desmaquillantes en medio de esta revolución por una piel sana?
¿Qué son las toallitas desmaquillantes?
Las toallitas desmaquillantes son pequeños paños de un solo uso impregnados con un limpiador facial y/o desmaquillante diseñados para eliminar el maquillaje y la suciedad de nuestro rostro de manera rápida y sencilla. Estas cualidades las convierten en un aliado práctico para quienes tienen una rutina acelerada o necesitan una limpieza exprés durante viajes o situaciones puntuales. A pesar de su comodidad, no suelen ser suficientes para limpiar la piel a fondo. Por eso, los dermatólogos recomiendan usarlas como primer paso y continuar con un limpiador facial tradicional. Además, es importante subrayar que muchas toallitas no están compuestas de materiales biodegradables, lo que genera un impacto medioambiental negativo si no se reciclan adecuadamente.
¿Qué efectos producen en nuestra piel?
Todo en su justa medida. Esa podría ser la regla que defina el uso de estas sencillas y prácticas toallitas. La reputada facialista Carmen Navarro afirma: “A largo plazo, el uso continuado puede provocar sensibilidad, deshidratación e incluso desequilibrios en la barrera cutánea. Muchas personas acaban con la piel más apagada, con poros obstruidos o con sensación de tirantez y no saben que la causa está en esa limpieza poco respetuosa que hacen cada noche”. Sobre los ingredientes usados para fabricarlas, Navarro advierte que “muchas contienen alcoholes, fragancias sintéticas, tensioactivos o conservantes como los parabenos o fenoxietanol. Son componentes necesarios para mantener el producto estable, pero que en contacto continuo con la piel pueden alterar su equilibrio natural”.
Aunque lo más importante de todo es saber si son verdaderamente eficaces para limpiar nuestro rostro. Navarro asegura: “Las toallitas desmaquillantes pueden ser un recurso puntual, pero no deberían convertirse en una rutina diaria. No limpian en profundidad, y más que desmaquillar, muchas veces lo que hacen es arrastrar la suciedad de un lado al otro del rostro”. Si usas las toallitas y no te enjuagas después con agua, Navarro añade que al no aclarar “esos ingredientes permanecen en la superficie de la piel, interfiriendo en su pH y debilitando su función barrera. Es como dejar restos de detergente en una prenda que después vamos a usar”.
Entonces, ¿qué debemos hacer para garantizar una buena limpieza?
Lo primero, dedicarle el tiempo que se merece. “No se trata de un trámite, sino de un gesto de cuidado personal. Es cuestión de conciencia”, afirma Navarro. Porque al final del día cuidarnos la piel y hacer nuestra rutina de skincare se convierte en una forma de meditación más. Para una buena limpieza la facialista lo tiene claro: “El ritual debe comenzar con una doble limpieza: primero con un producto oleoso o bálsamo que retire el maquillaje, el exceso de grasa y los filtros solares; y después con un limpiador acuoso que elimine las impurezas restantes y la polución acumulada. Después es fundamental aplicar un tónico. Muchas veces se olvida, y sin embargo es clave: ayuda a equilibrar el pH, tonifica, prepara la piel y mejora la absorción de los productos que aplicaremos después”.
Con lo básico aprendido, solo nos faltaría elegir aquellos cosméticos que más se ajusten a nuestras necesidades y tipo de piel, ya sea un sérum de ácido hialurónico para una mayor hidratación o un retinol para mejorar nuestra textura de la piel. Todo siempre seguido de una buena crema hidratante que selle y deje actuar a nuestros cosméticos.