Anatomía del ‘layering’ en su versión más sofisticada
El layering –del inglés vestir por capas– es la técnica de estilismo favorita de las insiders y consiste en superponer varias capas de prendas para lograr que un look sea, además de sofisticado, muy funcional. Más allá de ser una estrategia para combatir el frío, el layering permite jugar con texturas, colores y volúmenes, propiciando un nuevo enfoque para llevar las prendas que componen tu armario cápsula.
Con los cambios de temperatura, el frío de la mañana y el calor del medio día, elegir look cada mañana se puede convertir en un a tortura, más además cuando el tiempo no es el bien más abundante en nuestras vidas. Vestir por capas es una idea esencial para hacer de nuestra rutina estilística un momento más ameno. No más quebraderos de cabeza. Es posible salir de casa a las 9am y volver por la noche después de tomar algo con las amigas sin prescindir de estilo y, lo que verdaderamente importa, hacerlo cómodamente en todos los momentos, desde la jornada laboral hasta el momento de recoger a los niños del cole o durante la caminata de vuelta a casa.
Las claves:
- En primer lugar es necesario establecer la base del estilismos. Si vamos a vestir por capas, muy probablemente hayamos tomado esta decisión porque las temperaturas son bajas y necesitamos de más ropa para abrigarnos, por lo que las piezas más pegadas a la piel son indispensables. Llevar leggings debajo de faldas en lugar de medias o camisetas térmicas ajustadas puede ser la salvación para esos días en los que el frío no nos deja pensar con claridad.
- Por otro lado, vestir por capas significa tener la posibilidad de ir quitándotelas poco a poco, por lo que hay que elegirlas bien. ¿Quién no ha saludo muy abrigada de casa un día de primavera y al medio día se ha arrepentido por completo de su decisión? Las oscilaciones térmicas alcanzan niveles muy alto en el entretiempo y un layering bien ejecutado puede salvarte de situaciones incómodas. Escoge piezas que te gusten, que no te importe que se vean y que vayan acorde con tu look. Olvida elegir la primera camiseta de interior que esté en tu armario, busca una que, en caso de que tengas calor puedas dejar a la vista si te quitas el jersey que colocaste encima.
- El contraste de texturas y volúmenes se puede convertir en tu máximo aliado. El punto combinado con el satén o una americana estructurada de lana con unos vaqueros, la mezcla de texturas y volúmenes puede dar un giro de tuerca a tus estilismo que visualmente favorece mucho.
- En busca del equilibrio. Lo sensato y lo más cómodo consiste en empezar por los tejidos ligeros y ajustados para la base e ir añadiendo progresivamente las piezas más estructuradas o voluminosas, para así no perder armonía ni romper con los cortes y las formas de estas últimas.
- Dominar el layering sin caer en la saturación es esencial. Usar prendas de distintos largos y jugar con contrastes —como una camisa oversized bajo un jersey de punto o una blazer sobre una sudadera— ayuda a crear mezclas que impacten visualmente y que estilizan la silueta. Además, accesorios, como bufandas, pañuelos, bandanas o cinturones marcarán la diferente en tus looks más básicos.