Es una pena que no se sepa exactamente qué estaba haciendo la ejecutiva Lisa Tzwu-Fang Su (Taiwán, 55 años) cuando, poco más de dos años después de incorporarse a AMD, alguien llamó a la puerta de su despacho y le dijo que la esperaban arriba: “Ha llegado el momento, Lisa”. Lo que sí se conoce es su respuesta al comprender que estaba a punto de convertirse en CEO de la empresa de semiconductores. “¿En serio? Me parece un poco rápido”
Más de diez años después de esa escena, que ocurrió en 2014, se ha demostrado que la decisión no fue apresurada. La ejecutiva taiwanesa, criada en Nueva York, ha transformado AMD (Advanced Micro Devices), compañía estadounidense de chips con sede en Santa Clara (California), en uno de los gigantes más innovadores y rentables del sector tecnológico, tras cogerlo en un momento muy delicado.
Acaba de anunciar un acuerdo histórico con OpenAI para el suministro de chips de inteligencia artificial, que podría generar “decenas de miles de millones de dólares en nuevos ingresos” a lo largo de varios años. Las acciones de AMD han subido un 42% desde la noticia. La empresa consolida así su posición como principal competidor de Nvidia en el mercado de chips de IA.
Su, de hecho, es prima lejana de Jensen Huang, jefe de Nvidia, un parentesco sobre el que, según se dice, odia que le pregunten. Está casada con Daniel Lin y es aficionada al boxeo y al té de frutas de Starbucks. Forbes estima su fortuna personal en 1.500 millones de dólares, y suele figurar en los primeros puestos de los rankings de poder e influencia empresarial. En 2024, la revista Time la nombró “CEO del año”, lo que la convirtió en la primera mujer en recibir este reconocimiento.
En las entrevistas se la describe como una líder pragmática y cercana al lugar de trabajo de los ingenieros. En 2018 se hizo viral durante un evento en el que un reportero de Fórmula 1 la abordó sin reconocerla y le preguntó si hablaba inglés y cómo había conseguido estar a pie de pista. Ella, en lugar de aclararle que era una de las directivas tecnológicas más influyentes del mundo, se limitó a responder: “Estoy con AMD”.
Se declara una firme creyente en el potencial transformador de la inteligencia artificial. En una entrevista con Wired, reprochó a la periodista su escepticismo hacia esta tecnología y explicó que, para ella, la revolución de la IA es “algo personal”, especialmente en el ámbito sanitario: “Mi madre estuvo bastante enferma durante un tiempo, y pude acompañarla en ese proceso. Me di cuenta de que, sin importar quién seas, no puedes dar por hecho que recibirás la mejor atención médica, porque la medicina todavía es, en gran medida, un arte. No una ciencia. Y creo que debería ser una ciencia.”
A los tres años emigró a Estados Unidos con su familia y se crio en el barrio de Queens, en Nueva York. Se mudaron porque su padre, un matemático especializado en estadística que trabajaba para el Gobierno chino, cursaba estudios de posgrado en la Universidad de Texas en Austin. Su madre era contable. Según cuentan, desde niña a Su le fascinaba desmontar y volver a montar juguetes para entender cómo funcionaban. Estudió en el Bronx High School of Science, un instituto orientado a las ciencias, y más tarde ingresó en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde se especializó en Ingeniería Eléctrica.
Su carrera profesional empieza en Texas Instruments, una empresa de semiconductores y componentes electrónicos, donde trabajó brevemente como ingeniera en el área de semiconductores. Al año siguiente se incorporó a IBM, empresa en la que pasaría 13 años ocupando diversos puestos de relevancia. En 2007 dejó este gigante y se unió a Freescale Semiconductor (una compañía escindida de Motorola). Inicialmente ocupó el cargo de directora de tecnología y más adelante fue ascendida a vicepresidenta sénior y gerente general de la división de networking y multimedia.
Desde 2012
Lisa Su se incorporó a AMD en 2012 como vicepresidenta sénior y gerente general de las unidades de negocio globales. La empresa atravesaba entonces una situación crítica: la mayoría de sus ingresos procedían de los chips para ordenadores personales, un mercado que se contraía ante la irrupción de los smartphones y las tabletas. Su capitalización bursátil apenas rondaba los 2.000 millones de dólares.
Para reducir su dependencia del PC, Su impulsó una estrategia semi-custom, que consistía en adaptar el diseño de los chips a las necesidades concretas de cada cliente. Gracias a este enfoque, AMD consiguió contratos clave con Sony (PlayStation) y Microsoft (Xbox), que aportaron ingresos estables y oxígeno financiero. En apenas dos años, la ingeniera taiwanesa fue ascendida al puesto de CEO, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir la compañía. Más tarde explicó por qué aceptó el reto: “Éramos una empresa de un sector realmente importante que llevaba un tiempo rindiendo por debajo de lo esperado, y yo tenía la oportunidad de coger a este equipo y hacer algo que me parecía importante.”
A partir de entonces, Su lideró una renovación tecnológica que cambió el rumbo de la compañía. Bajo su dirección, AMD diseñó una nueva generación de procesadores, más potentes y eficientes, que le permitió volver a competir de tú a tú con Intel. Sus chips Ryzen, para ordenadores personales, y EPYC, para servidores y centros de datos, se convirtieron en un éxito comercial y fueron adoptados por empresas como Amazon, Microsoft o Google. En apenas cuatro años, el valor de AMD en Bolsa se multiplicó, superando los 110.000 millones en 2020. En 2022, Su completó la compra del distribuidor de dispositivos lógicos programables Xilinx por 49.000 millones, ampliando el alcance de AMD hacia la computación adaptativa y la inteligencia artificial. Bajo su dirección, la compañía ha entrado de lleno en la carrera de los chips de IA, desafiando el dominio de Nvidia, aunque esta sigue varios pasos por delante. En poco más de una década, Su ha protagonizado una de las recuperaciones más espectaculares del sector tecnológico: una empresa que estuvo al borde del colapso y que hoy vale más de 300.000 millones de dólares, compitiendo al máximo nivel en la era de la inteligencia artificial.
Sello personal
Lisa Su es conocida por llevar matrículas personalizadas en sus coches con nombres de procesadores de AMD, como Ryzen o Epyc. Se trata de chips que marcaron la transformación de la compañía.