Un día vistiendo la camiseta de Pedro Almodóvar en primera persona.
El día que llegó la nota de prensa que contaba que Zara seguía celebrando su medio siglo de vida con una colección cápsula de prendas y objetos pensados por los amigos de la casa gallega, todos los ojos se posaron en mí cuando Nuala Phillips, redactora jefa de moda de esta cabecera, posó la vista sobre la camiseta de Pedro Almodóvar. Entre ideas minimalistas, en blanco y negro, la prenda llamaba profundamente la atención: con colores vistosos –como toda la filmografía del cineasta– se reflejaban todas las películas de la carrera del director en la forma de los dibujos de Juan Gatti para la cartelería.
“Te pega muchísimo”, gritó entonces Phillips, no sé si por el hecho de ser uno de los redactores de Cultura de la revista o por firmar la que para mí es una de las portadas más especiales de cuantas hemos publicado con motivo del estreno de la última película de Almodóvar, La habitación de al lado. Quién sabe (y qué ganas de ver ya Amarga Navidad por otro lado). Quedaban dos semanas para que la colección se pusiera a la venta –llega hoy a las perchas– y a todo el mundo a mi alrededor le pareció una idea excelente que yo llevara durante un día entero, en primicia, esta pieza que parece más propia del Museo de la Academia del Cine de Los Ángeles que de la tienda de ropa más popular del mundo. Supongo que mi querencia en el día a día por un estilo cercano al payasismo –clowncore dirían mis compañeras de moda– en el que los colores y los volúmenes extremos son protagonistas les hizo pensar que yo podría defender la prenda. Y, efectivamente, pude.
Ana Gándara
Ana Gándara
Mi plan pasaba por aprovechar un viaje a Ibiza para disfrutar de un par de días de trabajo de los que no parecen trabajo y que reflejan muy bien lo que el mundo cree que es estar empleado en Vogue: fiestas con dress code, noches en hoteles de lujo y encuentros con megaestrellas de cine. Spoiler: el día a día en esta revista tiene más que ver con pasar horas en pases de películas no siempre buenas, comer un sándwich delante de la pantalla en la que escribo estas líneas y sentarme en reuniones de todo pelaje. El destino hizo que cayera una de las peores tormentas de la historia sobre la isla horas antes de mi vuelo así que decidimos no viajar. El día escogido para lucir la camiseta que Pedro Almodóvar había diseñado para el 50 aniversario de Zara iba a ser uno de los aburridos.
Soy de la opinión de que cuando uno viste una prenda tan vistosa como esta la única opción es acompañarla de un estilismo a la altura. Go big or go home así que nada de vaqueros y zapatillas. Decidí que los pantalones serían un par de COS anchísimos en color arena, los zapatos serían una suerte de manoletinas de Zara con las que fantaseo que soy Alber Elbaz en sus mejores días, la chaqueta la compré de rebajas en Uniqlo – siempre en el equipo del workwear japonés – y la gorra es una de mis favoritas: un modelo de Outsiders Division al que no le falta detalle. La primera prueba, el autobús. Ni una mirada a las 8 de la mañana en un transporte abarrotado.
La segunda prueba, mis compañeras. “Solo tú podrías defenderla así de bien” fue lo primero que escuché al poner un pie en la oficina. Lo cierto es que sobre el papel, para ser justos, la camiseta que Almodóvar ha diseñado para el 50 cumpleaños de Zara parecía muchísimo más vistosa de lo que finalmente terminó siendo. O quizá en esta redacción tenemos el ojo entrenado gracias a años viendo y tocando prendas de Moschino o de Versace vintage con las que la camiseta podría tener un parentesco lejano.
El día transcurrió sin muchos incidentes. En un momento dado, mientras Ana Gándara, Social Media Manager de Vogue, me fotografiaba con su luz favorita de la mañana, un compañero se interesó por lo que estábamos haciendo. Quede claro que, a pesar de lo que todo el mundo a mi alrededor piensa, no lo paso bien siendo el centro de atención, no soy la persona más fotogénica y, a causa de que friso los 40, me falta pelo y tengo unas ojeras que se resisten a desaparecer, no soy una de esas personas que quedan fantásticamente bien en fotos. Un rato después, en el ascensor, Daniel Borrás, Head of Content de GQ, me preguntó: “¿Ya tienes la camiseta de Zara?”. Justo antes me había cruzado en la puerta con mi compañero Claudio, el mayor fan de Almodóvar del edificio, quien también se quedó alucinado al identificar el diseño.
Ana Gándara
Ana Gándara
Ana Gándara
Una jornada plagada de Zooms, de entrevistas por teléfono y de cafés antes de poner rumbo a lo que más me apetecía del día. Mi amigo Guillermo Alonso presentaba en la librería Grant de Madrid su cuarto libro, El efecto deseado – una maravilla indispensable del otoño– y ahí tuvo lugar la prueba de fuego. Todos mis amigos, los que no tienen ningún problema en soltar exabruptos respecto a mi persona en cualquier momento porque me conocen desde la adolescencia, estaban allí.