Llevo casi dos años en una relación a distancia y esto es todo lo que he aprendido

Porque con una relación a distancia también se aprende (y mucho)

Cuando piensas que las relaciones a distancia no son para ti, de repente, la vida cambia por completo tus planes. Y, aunque para nada es una decisión a tomar a la ligera o sin premeditar, llegado el momento, simplemente decides asumir el reto. Porque, sí, las relaciones no son una línea recta y fija hacia la eterna felicidad, sino que consisten en continuar creciendo a pesar de las vicisitudes que se interpongan en el camino. No todo el mundo está dispuesto a pasar por ello (y es totalmente comprensible), pero se trata de una circunstancia de lo más habitual, sobre todo cuando aparecen sobre la mesa posibilidades y experiencias vitales –ya sea por inquietudes personales o circunstancias de la vida– como ir a estudiar o trabajar fuera, o, simplemente, el deseo de explorar salir de tu zona de confort en un nuevo lugar.

Romper con la cotidianeidad establecida hasta el momento con tu pareja para sumergirte en otra totalmente diferente y en una ciudad distinta es un auténtico reto. Miedo, inseguridad, frustración o incertidumbre son algunos de los sentimientos más comunes. Dudas (probablemente muchas) a las que nadie es capaz de contestar a corto plazo: ¿Aguantaremos la distancia? ¿Irá todo bien? ¿Cuándo volveremos a convivir en el mismo espacio-tiempo?

Hace ya casi dos años que pasé por la fase de iniciación (y, sobre todo, aceptación) de una relación a distancia y, ahora, puedo responder a todas aquellas cuestiones que rondaron por mi cabeza aquel entonces: se trata de un esfuerzo que ayuda a trabajar el amor y el cariño (mutuo, por supuesto) y de mantenerlos a pesar de los altibajos. No es fácil, hay días buenos y malos, pero los aprendizajes se manifiestan tanto en lo personal como en la relación.

#1. Comunicación y confianza ante todo

Allison Torregrosa, psicóloga especializada en autoestima y relaciones, señala la comunicación honesta, frecuente, práctica y emocional como una de las bases de una relación a distancia. Parece una obviedad, porque sabemos de sobra que constituye el pilar fundamental de cualquier relación, pero al estar lejos no está de más reforzarla. Sobre todo si una parte lo lleva mejor que la otra. “Es muy importante entender que la tolerancia emocional a la distancia no es igual en todos. Sufrir menos no implica querer menos.”, aclara la psicóloga. “Poder expresar cómo te sientes con esa persona, que sea tu lugar seguro, mostrarte vulnerable y que te comparta qué hace él o ella para gestionarlo mejor puede servir de ayuda”, explica. Poniendo perspectivas en común no solo se aprende, también se avanza o se dejan atrás pensamientos rumiantes. “Sería un error alejarte por sentir que tú lo llevas peor, cuando debería ser un motivo de unión, es decir, sentiros equipo aunque sea en la distancia”, recalca la experta. En este sentido, más allá de hablar siempre desde un “yo me siento así”, es decir, sin atacar o invalidar los sentimientos de tu pareja, Torregrosa recomienda poner en práctica la escucha empática para entender las necesidades emocionales de ambas partes.

La comunicación evita malentendidos, discusiones y conflictos, además de reforzar la confianza, otro pilar indiscutible en el mundo de las relaciones. “Sin ella, estar lejos puede potenciar inseguridades y fantasmas”, nos recuerda Allison. “Tiene que ser una confianza madura y real, no basada en la vigilancia”, aclara.

#2. Estar presente aun estando lejos

Sabemos de sobra lo importante que es crear tiempo de calidad en pareja, por eso esta era una de mis mayores dudas: ¿cómo crearlo a distancia? “Estar presentes y sentirse cerca aun estando lejos es otro de los pilares», apunta Allison Torregrosa. Es decir, buscar espacios donde la lejanía se acorte aunque sea un poco. Por suerte, las tecnologías facilitan este ejercicio en nuestros días. Una videollamada mientras haces tareas del hogar o una simple llamada de camino al supermercado pueden reforzar esa presencia tan necesaria o la cotidianeidad que muchas veces añoramos. Lo que la psicóloga llama una rutina de vínculo. “Noches de videollamadas, actividades compartidas como ver una serie o tomar un café, innovar en las formas de conectar, con cartas, juegos, vídeos sorpresa, notas de voz…”, propone. “Es esencial sentirse presente, celebrar fechas importantes y apoyarse en todos los momentos aunque sea a distancia», destaca por otro lado. No hay por qué esperar a estar físicamente juntos para pasar tiempo de calidad en pareja. Además, otro consejo muy habitual (y efectivo) es planear qué haréis la próxima vez que os veáis.

3#. La frustración y la tristeza son totalmente normales

En una relación a distancia, como en cualquier otra, hay días malos y buenos, más llevaderos y más pesados, pero lo importante es no caer en el bucle de la negatividad asociada a estos bajones. “Para empezar, es primordial validar la emoción que estamos sintiendo y no minimizarla ni forzarte a estar bien”, indica la psicóloga. “En estos casos, puedes compartir con tu pareja cómo te sientes, siempre sin culparla, y expresar tus emociones”, recomienda. “Los bajones puntuales tienen un desencadenante claro: una semana difícil, un malentendido, muchas semanas sin veros…”, aclara. “Se atraviesan con apoyo, comprensión y mejora con el tiempo”, asegura. Los primeros meses es normal que te invada la frustración por no poder compartir el día a día con tu pareja como te gustaría, la impotencia por tener que esperar a verle o recurrir a una videollamada cuando lo que necesitas es un abrazo. “La sensación de querer algo y no poder, de estar sacrificando una parte de tus deseos y necesidades por amor y porque es natural echar de menos a quien quieres cuando no lo tienes cerca”, reflexiona la experta.

Sin embargo, para no focalizar la atención en todo lo malo, la psicóloga nos anima a tener en mente siempre el propósito de la relación: “Recordarte por qué estás con tu pareja y a dónde te lleva, ese proyecto en común y compromiso mutuo que sostienen la relación más allá de la ilusión o el deseo».

#4. Autocuidado frente a los bajones emocionales

Para contrarrestar esos días malos, cuando todo, por nimio que sea, pesa un poco más, he llegado a la conclusión de que el autocuidado emocional es un ejercicio verdaderamente efectivo. “Escribir, meditar, caminar, expresarse…”, sugiere la psicóloga. En mi caso, plasmar en un papel todo lo negativo, me ha ayudado a verlo desde otra perspectiva y a evitar pensar en ello una y otra vez. “Para llevar una relación a distancia de la mejor forma posible, también ayuda mucho crear nuevos hábitos, metas o hobbies, además de priorizar nuestra salud mental o cultivar nuevas amistades”, indica la psicóloga. Porque recuerda: tu vida, tu personalidad y tu entorno van más allá de tu pareja y tu situación con él o ella. “La libertad individual es otro de los pilares fundamentales en una relación de este tipo, es decir, respetar que cada uno siga creciendo y construyendo su vida”, apunta la experta. “En la gestión emocional de los bajones, es importante tener espacios de disfrute fuera de la relación y no esperarlo todo de la pareja”, continúa explicando. “Para ello, es esencial tener una buena base de autoestima y amor propio”, recuerda. Es más, el resultado de estos esfuerzos y nuevas rutinas puede convertirse en toda una puerta al autoconocimiento.

Otros factores (y preguntas) a tener en cuenta antes de adentrarte en una relación a distancia

A título personal, entre los consejos que recibí, adopté y de verdad me han funcionado está el de tener siempre en mente que la fase de distancia es algo temporal. Objetivamente, dos, tres o cuatro años de una vida entera en una relación es tan solo una pequeña parte de todo lo que está por llegar. Aunque cuesta llegar a este punto de relativización, es posible. En este proceso, son de gran ayuda los esfuerzos por verse, las fechas futuras de reencuentros, pensar en los planes de pareja, mantener una presencia recíproca y trabajar en mantener el contacto y la presencia diaria a pesar de no vivir en la misma ciudad o incluso país. “La distancia puede ser un gran motor de crecimiento, siempre y cuando se sostenga desde una elección madura y consciente”, recalca la psicóloga. “Obliga a la pareja a comunicarse mejor, a confiar más, a gestionar sus tiempos, a no depender del otro para llenar vacíos y a reforzar la conexión emocional desde un lugar más profundo”, asegura. “Es decir, si se gestiona bien, puede ayudarnos a fortalecer la relación y también a conocernos mejor como individuos”, señala.

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Jue Ago 14 , 2025
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