Lo que no se ve de ‘Cifras y letras’, el programa con más audiencia de La 2 | Televisión

Tras las cámaras del programa más visto de La 2 hay un equipo bien engrasado, muchas risas y mucho rigor. Mientras graban el concurso, y para que nada falle, una guionista en el plató tiene permanentemente la web de la RAE abierta para comprobar que todas las palabras que se dan por buenas están recogidas en su diccionario. Tal es el cuidado que se pone para que todo vaya bien. Desde que comenzó la nueva temporada a principios de septiembre, Cifras y letras ronda una media del 6% de cuota de pantalla, con datos en ascenso en las últimas semanas. Ha quitado el puesto de programa más visto de la segunda cadena de la televisión pública al decano de los concursos, Saber y ganar.

En cada jornada de grabación, en el plató de la Ciudad de la Imagen de Pozuelo de Alarcón (Madrid) donde se buscan el número exacto y la palabra más larga se graban cuatro programas. Durante la comida, en un ambiente distendido que no varía mucho del que se reproduce en el plató, el presentador Aitor Albizua, los expertos Elena Herraiz y David Calle y los responsables del programa tratan de dar con las razones detrás de este éxito.

Para Isabel Raventós, productora ejecutiva de Cifras y letras y directora general de la productora Atomis Media, fue clave el que, tras barajar varias opciones de horario de emisión, incluso la cadena en la que se emitiría, se optara por concederle el espacio de lunes a viernes a las 21.30 en La 2 (ahora acompañado de un programa repetido previo). Quien busca algo de calma después de ver las noticias y está esperando a que comiencen los programas estrella de la noche, aquí encuentra una opción alternativa. Otra clave que señala es su duración, que se mantiene en media hora y lo distingue del resto de concursos diarios. Y otro factor diferencial que subraya Raventós, la mujer que adquirió por primera vez los derechos del formato para RTVE hace décadas, es la buena sintonía entre las tres caras visibles del programa.

Albizua, Herraiz y Calle no paran de lanzarse dardos y hacer bromas durante la comida, igual que harán después en el programa con comentarios que improvisan y nacen de su buena relación. Y también de la soltura y confianza que han ido ganando con el tiempo. Calle y Herraiz estaban acostumbrados a ponerse delante de una cámara, pero para el mundo digital y las redes, no ante una cámara de la televisión tradicional. Calle es ingeniero de Telecomunicaciones y profesor y en el canal de YouTube Unicoos explica Matemáticas, Física y Química. Herraiz es una divulgadora lingüística más conocida en internet como Linguriosa, mismo nombre de su canal de YouTube. “Yo al principio estaba histérico, estaba aterrado. Lo único que quería era no confundirme en una multiplicación”, confiesa Calle. En realidad, hay poco espacio para el error, porque un software desvela a los expertos si es posible llegar al número exacto o cuál es la palabra más larga y tienen un puñado de ojos pendientes de comprobar lo que dicen y hacen.

El programa se graba en falso directo y casi de una vez, con el mínimo número de interrupciones posible. “Si un concurso no tiene ritmo, está muerto”, dice Fredy Alcelay, director del formato. Él explica lo que no se ve del proceso de preparación de un programa en el que trabajan unas 40 personas. El equipo de casting, con dos redactoras y una coordinadora, contactan con quienes han dejado sus datos para participar y hacen un casting a esa primera selección. Será el director quien seleccione a los concursantes definitivos, entre los que intenta que haya variedad en cuanto a procedencia, profesión, edad y sexo. Además, huye de los concursantes profesionales, aquellas personas conocidas por largas participaciones en formatos de preguntas y respuestas. “Queremos encontrar nuestros propios cracks”, defiende Alcelay.

Cuatro guionistas preparan material para los duelos, la prueba inicial de La llave y la ronda final. El director elige el material que se utilizará cada día y una guionista verificadora revisa esa selección para contrastar que no haya errores. Con esas pruebas y los datos de los concursantes se elabora el guion del programa, aunque los comentarios al hilo de las respuestas quedan para la improvisación. “Al principio teníamos un guion más cerrado, pero, con esa química que tienen los tres, ahora van solitos. Siempre hay una guionista de guardia para comprobar que todo esté correcto. Pero he de reconocer que Elena y David se confunden muy poco”, asegura Alcelay.

Elena Herraiz y David Calle subrayan todo lo que han ganado con los meses de experiencia ante las cámaras. “Yo al principio no lo disfrutaba”, dice Calle. “Ahora estamos más sueltos, nos llevamos mejor. De hecho, no nos conocíamos”, añade Herraiz. “Al principio estábamos muy metidos en la mecánica del concurso, que es muy estructurado y siempre igual. Pero con esa energía que vamos generando, se hace más moldeable”, completa Albizua, que asegura que desde el principio notó las posibilidades del proyecto: “Como autoprotección mental y profesional, es una buena postura de inicio tener los pies en el suelo y unas expectativas moderadas, pero noté un carácter diferente en torno a este proyecto por su peso nostálgico y emocional”.

Pese a lo encorsetado que es un concurso, con sus pruebas y su mecánica invariable, Albizua, Herraiz y Calle han conseguido imprimirle su personalidad. “A mí nadie me ha enseñado a hacer televisión, he aprendido a hacer televisión haciéndola”, dice el presentador. “La primera vez que hice televisión fue en un magacín en directo ante cinco o seis cámaras, así que la única forma que tenía de enfrentarme a eso era intentar ser yo mismo. Y aquí igual, te dan un formato en el que hay muy poco margen de maniobra y lo que decidí es que, gracias a la improvisación, iría metiendo pinceladas para darle ese carácter más informal”.

Los casi dos años que llevan saliendo a diario por la televisión han cambiado la vida a los dos expertos, cuya popularidad antes se limitaba a un público muy específico y ahora ha ampliado su espectro. “Antes me solían parar chavales de 20-30 años que ven mis vídeos de YouTube. Ahora me paran sobre todo padres con niños y las abuelas”, cuenta David Calle. Elena Herraiz cuenta una anécdota entre risas: “A David se le subió a la cabeza muy rápido. Cuando llevábamos tres meses de emisión como mucho, fuimos a la radio y nos tenía que recoger un taxi en la Gran Vía y le dije: vamos a esperar en la acera pegados a la carretera. Y David dijo: ‘es que si nos ponemos ahí, va a estar todo el mundo parándonos’. ¡Y no nos paró nadie!”, y ríen los tres a carcajadas.

Después de comer, quedan dos programas por grabar. El concursante campeón lleva varias entregas seguidas y espera a su siguiente rival. Dice que no se pone nervioso ante las cámaras y eso le da cierta ventaja. Se le da muy bien el cálculo mental, pero le da rabia que se le hayan escapado algunos exactos sin lograr en el programa anterior. Aun así, ha ganado y en pocos minutos volverá a medirse frente a otro rival cuando Aitor Albizua vuelva a dar la bienvenida a los espectadores con la misma energía que en los tres programas que ha grabado antes. La rueda de Cifras y letras sigue funcionando a pleno rendimiento.

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Dom Oct 19 , 2025
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