El camino de Lola Indigo hacia su gran estadio no ha sido fácil. En estos últimos meses incluso podemos hablar de caos: cambios de recinto y hasta de fecha tanto en Madrid como en Barcelona hicieron temer que este día realmente no llegara nunca. Pero al final sí: el pasado sábado la artista pudo celebrar lo que ella llegó a llamar en algún momento su «boda», de momento en el Wanda Metropolitano. Después vendrán Barcelona y Sevilla. No hubo «sold out», pero sí reunió a más de 60.000 personas. Nada mal para alguien que no había debutado hace 8 años.
La treintena de singles publicada en este tiempo garantizó el entretenimiento durante más de 2 horas, en un show que sufrió tener que empezar de día, cuando la torre luminosa de 27 metros de altura que coronaba con pantallas y proyecciones no lucía tanto. A las nueve de la noche en verano se te ven todas las costuras: Madonna se habría dado cabezazos contra una pared al ver a operarios y bailarines empujar cubos con ruedas y otras partes del set, durante el show, con sus propias manos. Mimi decidió además empezar las dos primeras canciones, ‘Ya no quiero ná’ y ‘Mujer bruja’, emergiendo desde la misma plataforma elevadora. No es buena idea repetir recursos en un show mastodóntico como este. Y menos a los 3 minutos de empezar.
El sonido en este tipo de estadios es también siempre deficiente y el Wanda nos ofreció a quienes estábamos en grada su peor cara. Acortando algunas de sus mejores canciones, como ‘Mala suerte’ o ‘Yo tengo un novio’, sin dejar ningún margen para que el público las saboreara, Lola Indigo parecía estar peleando con el Wanda, más que disfrutándolo. Por suerte al final pudo salir viva del reto tirando de lo emocional.
Hubo varias canciones que lograron sonar algo mejor, o quizá me entraron más por los oídos dada mi debilidad absoluta por ‘GRX‘. Me refiero a ‘EL CONDENAO’ y ‘DE PLASTILINA’, además sucedidas por una versión de ‘Corazón partío’ de Alejandro Sanz que encajaba muy bien en esa parte. Todas sonaron más cercanas, interpretadas desde la plataforma central del estadio, acercando a Lola Indigo a una mayor parte del respetable en este primer bloque de actuación, ‘AKELARRE + GRX’.
También sumaron los invitados. Esta vez tenía que haberlos. Tini apareció en el momento del mayor hit, la apotésica ‘Niña de la escuela’, que coronaba el bloque 2. Belén Aguilera acudió para actuar literalmente 2 minutos en la brevísima ‘La tirita’. Por tanto, hizo bien en quedarse para 2 canciones Paulo Londra, que lucía exultante, contentísimo, en ‘Adán y Eva’ y ‘PERREÍTO PA LLORAR’. Ya era de noche y se iba imponiendo, al fin, la sensación de fiesta, y no la de ensayo.
Acercándose al final de la velada, Lola Indigo dedicó ‘SIN AUTOTUNE’ a Triana, una niña que era fan y ha fallecido. Emocionó de verdad teniendo unas palabras antes de este tema para los padres de Triana, que habían podido ir al concierto. También fue brutalmente honesta al reconocer que puede que no vuelva a actuar en un estadio como este, pues el proyecto es deficitario, como ha explicado en las entrevistas. Las entradas eran muy baratas, y lo ha encarado simplemente por darse el gusto. «Gracias por permitir que suceda al menos una vez en la vida», indicó. Tampoco dejó de agradecer a gays y lesbianas su apoyo y habló en favor de las personas trans. «Que se acabe ya este odio», pidió.
Así, Lola Indigo llegó al cierre del concierto, terminando el tercer y último bloque, ‘EL DRAGÓN’, con una retahíla de hits como ‘1000 COSAS’, la nueva ‘Moja1ta’ y un bis con ‘La Reina’. Tras esta hizo sonar de nuevo ‘Moja1ta’, ahora a modo de playback, para tratar de convertirla en canción del verano. Con ella terminó de saludar al público, se dio el último baño de masas y pareció estar disfrutando el concierto de verdad. No dejó mal sabor de boca la «boda» de Lola Indigo, pero es una idea hacer varias giras de arenas, antes de lanzarte a la piscina de un Copacabana.