Los Goya 2025 lo petan en audiencia pero marcan su peor dato de espectadores desde hace casi dos décadas. Las pifias que sembraron la gala no han debido ayudar


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Con los Goya 2025 ya repartidos, y con ‘El 47’, ‘Segundo premio’ y ‘La habitación de al lado’ como el trío de largometrajes más premiados de la noche con cinco y un empate a tres estatuillas por cabeza, es el momento de hacer balance sobre la acogida que ha tenido la ceremonia en términos de audiencias televisivas. Los datos, curiosamente, desvelan una muy buena y una muy mala noticia al mismo tiempo.

Bien… pero mal

Los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España  —toma ya— se las apañaron para arrasar a sus competidores una vez concluyó el derbi entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid, con el que coincidió durante la primera hora de emisión, rascando un 24,4% de share total en la franja situada entre las 22:00 horas y, aproximadamente, la 1:45 de la madrugada.

Esta cifra es la más alta desde el año 2020, cuando los Goya reunieron a un 26,1% de los televidentes. En los años consecutivos, tal y como recoge VerTele! la evolución del share de la gala fue del 15,6% en 2021, del 22,9% en 2022, del 23,4% en 2023 y del 23,5% en el pasado 2024, implicando una ventaja de 9 décimas en un 2025 que, por otro lado, ha marcado un mínimo de espectadores desde hace casi dos décadas.

Y es que el sarao presentado por Maribel Verdú y Leonor Watling fue seguido tan sólo por 2.340.000 televidentes; número que confirma una tendencia descendente y que marca el nivel más bajo desde el año 2006, cuando la entrega de cabezones reunió únicamente a 2.304.000 personas frente a sus pantallas. Desde entonces, la cifra más alta se marcó en 2016, con 3.900.000 espectadores siguiendo la emisión.

Cortes, caos, turras… y Edu Sola

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A este bajón no ayudaron, probablemente, los no pocos problemas técnicos y logísticos a los que se enfrentó una ceremonia que arrancó con un número musical a cargo de Miguel Ríos y Amaral, que entonaron el mítico ‘Bienvenidos’ acompañados de algunos nominados… y que sufrió los primeros cortes de sonido de los varios que tuvieron lugar a lo largo del primer tramo de la noche; afectando también a Salva Reina, cuyo discurso de aceptación al Goya al mejor actor secundario no pudimos escuchar íntegramente.

A esto, que se vio agravado por fallos con la microfonía y con alguna que otra interrupción en la señal de emisión, debemos sumar el que, probablemente, sea el aspecto más criticado de toda la noche: los no pocos errores en los subtítulos en directo que se incorporaron al discurso de Richard Gere, premiado con el Goya internacional. Unos textos cuya dudosa calidad llegaron a plantear la duda de si estaban realizados con inteligencia artificial.

No obstante, las entradas tardías, la ausencia de algunas frases y la peculiar sintaxis de algunas oraciones —algo, por otro lado, comprensible por lo complicado de traducir e interpretar simultáneamente un speech totalmente improvisado— fueron obra de la imperfecta pero necesaria mano humana, tal y como ha confirmado la Academia a El País.

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Tan confusa —0 más— que los subtítulos del señor Gere fue la entrega del Goya a la mejor película con la que culminó el show granadino, que quedó repartida entre ‘El 47’ y ‘La infiltrada’ en el primer ex aequo —un empate para los mortales— de la historia de los premios. Este momento pilló totalmente desubicado tanto a los implicados directos como a Carlos del Amor, narrador de la gala, que entre comprensibles titubeos seguramente también llegó a pensar que se había liado un ‘La La Land’ a la española.

Este insólito clímax alargó aún más la larguísima ceremonia de tres horas y cuarenta minutos, cargada de discursos interminables, bajones de ritmo importantes y un exceso de gravedad constante que invita a dudar si «fiesta» es el mejor adjetivo para unos Goya en los que faltaron momentos memorables más allá de las pifias de rigor. Y del discursazo de Edu Sola, claro está.

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