Los mercados emergentes apuntan alto ante la debilidad del dólar | Mercados Financieros

Todos quieren multiplicar su dinero y, en el nuevo orden geopolítico y comercial que aspira a instaurar Donald Trump, los inversores diversifican las posiciones para mitigar riesgos. El mercado ha cuestionado el excepcionalismo estadounidense tras las bravatas del republicano, que ha minado la confianza institucional en Estados Unidos y amenazado el orden financiero global que impera desde la derrota de las Potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. La depreciación del dólar, que cede casi un 9% en el año, ha dado brillo a unos mercados emergentes que buscan el despegue.

Stefan Eppenberger, estratega jefe de Vontobel, explica que “un dólar débil impulsa directamente las valoraciones en mercados emergentes”. El MSCI Emerging Markets avanza casi un 20% en el año frente al 9% que suma el S&P 500. La debilidad de la divisa estadounidense, apunta, “encarece sus activos en moneda local, permite tipos más bajos y eleva el valor presente de dividendos en la renta variable y de cupones en la renta fija”. Así, las Bolsas que han tenido un mejor comportamiento histórico cuando la divisa estadounidense flaquea han sido las de Brasil, Corea, India o Taiwán.

Las Bolsas emergentes superan la rentabilidad del S&P 500 en el año

Aunque la fórmula tiene límites— el analista acota que “la sensibilidad de los distintos mercados emergentes a las fluctuaciones del dólar dista de ser homogénea”— grandes bancos de inversión coinciden en que la divisa estadounidense seguirá debilitándose. MUFG, la entidad financiera más grande de Japón, prevé “una caída adicional del 6,2% del dólar respecto a la cesta de principales divisas hasta mediados de 2026”, mientras que Citi augura que el euro escalará hasta los 1,20 dólares. Goldman Sachs también se suma a los pronósticos de debilidad y suma a la lectura un agravante: la interpretación que ha hecho el mercado de los vilipendios de Trump hacia Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, que pueden “socavar la confianza institucional” en EE UU.

Por lo pronto, la renta variable de Brasil y de Corea del Sur son las más sensibles a esta dinámica de un dólar débil: el 50% de la variación de sus índices bursátiles se explica por el tipo de cambio frente al dólar. “En el caso brasileño, el 58% de la rentabilidad en los últimos 20 años proviene de la volatilidad del real, no del comportamiento de las acciones”, subraya el gestor. Corea, por su parte, combina esa sensibilidad con una estructura industrial abierta al ciclo global. “En el extremo opuesto está China, cuya economía depende menos de las exportaciones y cuya moneda es más estable”, lo que la hace menos reactiva a las fluctuaciones del billete verde, mientras que India y Taiwán se sitúan en un punto intermedio.

Las apuestas de Patricia Urbano, gestora de Edmond de Rothschild AM, pasan por China, India, Latinoamérica, Polonia, Corea del Sur y Taiwán. El gigante asiático destaca por su liderazgo en vehículos eléctricos y tecnología avanzada; mientras que India brilla por su papel cada vez más relevante en las cadenas de suministro globales y el dinamismo de su mercado interno. “En Latinoamérica, las valoraciones deprimidas y la mejora esperada de los beneficios abren la puerta a un rebote; y Polonia gana atractivo por su solidez económica y su papel geopolítico en Europa”, añade. Entretanto, Corea y Taiwán, integrados en la cadena del gigante de chips Nvidia, se benefician del auge de los semiconductores. Para Urbano, las buenas noticias para los inversores en mercados emergentes serán transversales en los sectores de tecnología, bienes industriales, comercio electrónico y banca digital.

En esta línea, Aberdeen Investments también identifica oportunidades concretas en Asia. En India, su principal apuesta es HDFC Bank, firma que sube un 10,6% en el año. “Está en buena posición para acelerar los préstamos en el próximo ciclo económico”, señalan desde la gestora. En Taiwán, Aberdeen apunta a MediaTek, empresa de diseño de semiconductores sin fábrica propia, “que está acortando la brecha tecnológica con su competidor estadounidense Qualcomm”. Su modelo de negocio ligero en activos, su disciplina en dividendos y su entrada en sectores de alto valor añadido como la automoción refuerzan su atractivo. El valor se deja casi un 9% en los últimos seis meses.

Aberdeen también mantiene una visión constructiva sobre China, con énfasis en el consumo interno y los sectores de servicios. Entre sus valores destacados figura Li Auto, fabricante de vehículos eléctricos que compite directamente con marcas como BMW y Audi. “Es una empresa rentable, con una estructura de costes competitiva y una visión de futuro clara”, apunta Matt Williams, director sénior de inversiones. También mencionan al desarrollador de videojuegos NetEase.

La gestora Wellington refuerza esta tesis de inversión en el gigante asiático e identifica diez razones por las que China podría ser el próximo país en revalorizarse. Entre ellas destacan las valoraciones atractivas, la mejora de los fundamentales empresariales, el desapalancamiento del sector inmobiliario, el apoyo fiscal de los gobiernos locales y la diversificación comercial más allá de EE UU, con un acercamiento estratégico a Europa. “China se está posicionando para prosperar incluso en un orden mundial más fragmentado, un cambio que aún no se refleja en las valoraciones”, concluyen los gestores Bo Meunier, Irmak Surenkok y Gilbert Chen.

Deuda en divisa local

La Bolsa es un ejercicio que requiere paciencia y no todos resisten el alto voltaje; menos aun en épocas tan volátiles. Pero el inversor se encuentra en una encrucijada: la renta fija ya no resulta tan atractiva porque la inflación ha comenzado a morderle los pies al rendimiento. La fórmula para equilibrar riesgo y rentabilidad puede encontrarse en la deuda de mercados alternativos. Peter Branner, director de inversiones de Aberdeen Investments, señala que “la rentabilidad [de la deuda emergente] se verá favorecida con los bancos centrales de los mercados emergentes recortando los tipos de interés, incluso por encima de los precios actuales del mercado, y con la tendencia estructural a la baja del dólar”. A la firma de inversión también le parece atractivo el carry en deuda emergente, una estrategia que consiste en pedir prestado en monedas con tipos bajos para invertir en activos con tipos más altos, aprovechando ese diferencial como fuente de rentabilidad.

Bank of America coincide en el diagnóstico y, en consecuencia, apuesta por la renta fija denominada en euros en países como Rumanía, Egipto y Arabia Saudí, “donde los diferenciales de rentabilidad frente a sus equivalentes en dólares superan hasta los 100 puntos básicos [un 1%]”. Por su parte, Federated Hermes, una de las mayores gestoras del mundo, sitúa a los mercados emergentes en el núcleo de su estrategia. Damian McIntyre, gestor sénior de carteras multiactivos, explica que su peso es comparable al de la renta variable con enfoque value, una estrategia que busca empresas infravaloradas respecto a sus fundamentales. En renta fija, prefieren los mercados locales emergentes, “más atractivos que los soberanos” y Karen Manna, gestora de carteras de renta fija de la entidad, considera que el entorno de la deuda emergente es el “propicio para afinar posiciones sin estirar demasiado el espectro de riesgo”.

A esta visión se suma Schroders, que considera que los activos de renta fija emergente, especialmente los denominados en divisas locales (que han superado a sus equivalentes en divisa fuerte durante los ciclos bajistas del dólar), están preparados para beneficiarse de una gran rotación de capitales a escala mundial. Nathan Chandler, gestor de deuda emergente de la firma, destaca que estos mercados cuentan con fundamentos económicos sólidos, una gestión fiscal prudente y “valoraciones que están en su punto más atractivo en 20 años”. En particular, ve con buenos ojos la deuda en América Latina, Europa del Este, Oriente Próximo y África, “que ofrecen tipos de interés reales muy superiores a los de los mercados desarrollados”.

Desde Pictet AM, aunque mantienen un posicionamiento neutral “en la mayoría de activos de deuda soberana”, sobreponderan la “deuda en moneda local de mercados emergentes, excluyendo China, por altos tipos de interés respecto a la inflación interna”. Asimismo, sobreponderan la deuda privada de mercados emergentes.

Crecimiento saludable

Los gravámenes de Trump contra el mundo han golpeado las perspectivas de crecimiento globales, con el Fondo Monetario Internacional cifrándolo en el 3%. Desde Pictet AM, Luca Paolini, estratega jefe, prevé que las economías de países emergentes aporten la mayor parte del avance, a un ritmo del “4% este año y el próximo, en comparación con el 1,2% proyectado en el mundo desarrollado”. Así, los analistas confían en la resiliencia de los mercados alternativos en esta época de desorden comercial, lo que daría un soporte macro a las perspectivas de inversión en estos países.

En la gestora de fondos de Generali describen que la “Bolsa emergente está lista para dar la batalla” y señalan que uno de los puntos a favor es que las valoraciones de mercados alternativos están con descuento: “Tras años de castigo —con una rentabilidad hasta un 90% inferior a la de los mercados desarrollados desde 2018—, los factores que han contribuido a los malos resultados de la renta variable de los mercados emergentes se están atenuando”, rezan en un informe. El descuento actual “respecto a EE UU ronda el 40% y frente a la eurozona es del 12%”, concretan. Los analistas ven otro viento de cola: el posicionamiento en renta variable emergente es bajo y añade una capa de potencial alcista.

Generali destaca que esta infraasignación, fruto de años de castigo, podría revertirse en cuanto el mercado reconozca el valor relativo de estos activos: “La posición de los inversores sigue siendo débil, lo que sugiere margen para nuevas entradas a medida que mejore la confianza”, concluyen. En Schroders refuerzan esta tesis con una observación paralela en el mercado de renta fija. Los inversores extranjeros apenas han invertido en bonos emitidos por países emergentes: el conjunto de estos activos representa solo una quinta parte del volumen que mantienen en cartera en EE UU. Hay mucho menos dinero colocado en deuda emergente, lo que deja espacio para que nuevas entradas de capital tengan un impacto significativo. “Un simple ajuste en los flujos globales bastaría para provocar una revalorización considerable”, añade Chandler, gestor de deuda de mercados emergentes de Schroders.

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