Los pequeños valores empiezan a recuperar protagonismo. Tras años en los que la subida de los tipos de interés los relegó a un segundo plano, el nuevo ciclo de rebajas de las tasas, junto a unas perspectivas económicas más sólidas en Europa y medidas de calado como las rebajas fiscales y la desregulación impulsadas por la Administración Trump, está extendiendo las alzas bursátiles más allá de los grandes nombres.
La tendencia es global y ha llevado a índices como el estadounidense Russell 2000 o el MSCI World Small a marcar máximos tras el primer recorte de tipos en EE UU del año. La recuperación es significativa, pero todavía insuficiente para batir a los grandes índices. En lo que va de año el Russell 2000 sube un 9,7%, frente al 13% del S&P. Por su parte, el índice británico de pequeños valores, el FTSE Small se revaloriza un 5,6%, por debajo del 13,2% del FTSE 100.

La diferencia es aún mayor en el mercado español. El Ibex Small Caps avanza un 23,9% en lo que va de 2025 y apunta a su mejor ejercicio desde 2017, aunque no logra superar la espectacular revalorización del 31% del Ibex 35. En un año en el que defensa y banca defienden su peso en las carteras de los gestores, el índice de referencia de la Bolsa española deja atrás las secuelas de la crisis inmobiliaria y busca recuperar los 15.945,7 puntos que marcó en noviembre de 2007, su récord histórico.
Peter Oppenheimer, estratega jefe de renta variable global y director de investigación macroeconómica para Europa en Goldman Sachs, cree que los pequeños valores representan una opción atractiva para diversificar las carteras y alejarse del grupo que ha dominado la carrera bursátil en los últimos años. El consenso de los analistas ve en los recientes máximos de las pequeñas firmas estadounidenses una señal clara de que las ganancias bursátiles se están ampliando, pero reconocen que será necesario algo más que recortes de tipos para apuntalar la recuperación. Jill Carey Hall, analista de Bank of America, subraya que, pese a la recuperación de los últimos meses, los pequeños valores siguen cotizando con descuento respecto a sus hermanos mayores. En la misma línea se sitúa Juan José Fernández-Figares, director de inversiones de Link Gestión, quien confía en que las ganancias de las últimas semanas se consoliden.
Con la vista puesta en los próximos meses, los analistas creen que existen argumentos a ambos lados del Atlántico para que este segmento del mercado prolongue la alegría. Charlotte Daugthrey, especialista de inversión en renta variable de Federated Hermes, recuerda que en los ocho ciclos de rebaja de tipos desde 1979, los pequeños valores han superado a las grandes firmas en una media del 6% en los 12 meses que siguieron al primer recorte de las tasas. Aunque la Fed ha comenzado a relajar las condiciones financieras, el proceso será más moderado de lo que muchos desearían y, salvo un escenario de catástrofe como la crisis financiera mundial y el estallido del Covid, las tasas no regresarán a los mínimos del 0%.
La caída del coste de financiación beneficia a los hogares, estados y empresas de cualquier tamaño, pero tiene una especial incidencia en las pequeñas, cuyo grueso de deuda es a corto plazo. Al verse obligadas a refinanciarse con mayor frecuencia, han sufrido más en los últimos años. Ahora, el nuevo contexto de tipos bajos, combinado con unas valoraciones atractivas, crea las condiciones idóneas para reactivar las operaciones de fusiones y adquisiciones. Desde Federated Hermes señalan que esto puede crear una ventaja para los inversores. La consolidación, además de acelerar el crecimiento, impulsa las cotizaciones. Los rumores de compra son aprovechados, especialmente por los fondos oportunistas, para dar un empuje adicional a los precios.
Como complemento a los tipos más bajos, los expertos destacan las políticas procrecimiento de la Casa Blanca y el despliegue de la inteligencia artificial. Daugthrey recuerda que el plan de la Administración Trump combina flexibilización regulatoria, que ayudaría a mejorar los márgenes, con rebajas de impuestos y una revitalización de la industria estadounidense. En un momento en el que la IA es una de las tendencias que dominan las estrategias de inversión, en Federated Hermes subrayan que dentro del universo de pequeñas cotizadas estadounidenses es posible encontrar una cohorte de firmas que desempeñan un papel clave en el desarrollo de la infraestructura necesaria para su expansión. Entre ellas figuran compañías de semiconductores o cotizadas como Ampriux —sube un 303,9% en el año—, especializada en soluciones de almacenamiento de energía y en la fabricación de baterías de litio.
Oportunidades europeas
El resurgir de las pequeñas empresas no se limita al mercado estadounidense. El europeo también ha reflotado. Superado el susto que siguió al anuncio de los aranceles a comienzos de abril, Matthis Sarrazin, gestor de renta variable de Crédit Mutuel, recuerda que el sentimiento de los inversores cambió en cuestión de días con la tregua comercial y la caída del dólar. Los inversores, que durante años habían apostado por EE UU, aceleraron la rotación de carteras. A medida que reducían su exposición a Wall Street, fueron comprando acciones en Europa y los pequeños valores fueron los que mejor recogieron este impulso. Su orientación al mercado doméstico sirvió de gancho.
“Mientras crecían las preocupaciones sobre la economía estadounidense, Europa se ha beneficiado de una política monetaria más acomodaticia y del plan de estímulo alemán”, sostiene Sarrazin. A diferencia de EE UU, donde las presiones inflacionistas impidieron a la Fed bajar tipos antes de lo esperado, la moderación de los precios en la zona euro permitió al BCE reducir las tasas hasta en ocho ocasiones desde que se inició el ciclo en junio de 2024.
Al margen de las cuestiones macroeconómicas, desde Panza Capital apuntan a temas más de mercado para explicar el pobre desempeño de los pequeños valores en los últimos años. “El crecimiento de la gestión pasiva, los cambios en la regulación de los servicios de intermediación de valores, y el auge de las grandes compañías tecnológicas han penalizado su comportamiento, especialmente en Europa. Hoy encontramos muy buenas oportunidades en pequeñas compañías que operan en sectores cíclicos como la automoción, las químicas o la construcción”, remarcan.
Pero como toda inversión, la apuesta por los pequeños valores también tiene sus riesgos. La liquidez de estos títulos es mucho más reducida, lo que cobra especial relevancia en momentos de tensión. Cuando el sentimiento se enturbia, los inversores buscan vender con rapidez y la baja liquidez puede alargar los plazos. “Los meses de agosto y octubre son históricamente complicados para las pequeñas empresas. No se descarta una recogida de beneficios tras los resultados acumulados durante el año”, advierten desde Crédit Mutuel. Además, los gestores recuerdan que las expectativas de crecimiento de beneficios para las pequeñas empresas siguen siendo elevadas. Una revisión a la baja podría acelerar las caídas y poner a prueba la confianza de los inversores.
En última instancia, ya sean grandes o pequeñas, lo que marca la diferencia es invertir en compañías de calidad, con balances saneados, ventajas competitivas claras y un modelo de negocio con visibilidad a largo plazo.