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Resultó extraño escribir sobre un nuevo álbum de los Rolling Stones en… ¡2023! El exagerado de Nik Cohn (en los 70s- 80s buena parte de la crítica musical lo era) fue quien escribió que si les quedaba algo de vergüenza se deberían morir en un accidente de avión antes de cumplir los 30 años o una barbaridad semejante. Personalmente me alegro de que sigan vivos, la cuestión es si no se tenían que haber separado hace muchos años. La cosa es que nunca lo hicieron, y siguieron y no pararon. Y hace un año publicaron nuevo disco.
Contra todo pronóstico, “Hackney Diamonds” es satisfactorio, al menos parte de ese nuevo LP de los otrora “enemigos públicos nº 1”, hoy simpáticos octogenarios millonarios. El LP tienta la complicada dualidad- esquizofrenia de compaginar las esencias clásicas de la banda, en ocasiones bordeando el autoplagio (“No Expectations”, “I Got The Blues”, “Sweet Virginia”, “Tumbling Dice”, “Start Me Up”) con un desesperado intento de continuar manteniéndose jóvenes. Está claro que los Stones difícilmente van a hacer un disco de “madurez”, un “Time Out Of Mind”, por mucho que intenten cantar como Bob Dylan (¿?). Los Rolling Stones pretenden ser los eternos adolescentes de Peter Pan. Hasta el final.
Están los ultra clásicos ‘rockers’ de riff demasiado previsible a estas alturas pero que en un LP “media” suyo los tiene que haber a la fuerza, son su “marca”: cosas como el insignificante primer single “Angry”; “Driving Me Too Hard”, ésta es mejor pero ya la escuchamos antes, o la que más me ha gustado, el balanceo pillo y “good time” de “Live By The Sword” (en la que tocan Charlie y Bill).
Las baladas, bueno… correctas y poca cosa más. Lo mejor sea probablemente Keith en “Tell Me Straight”. El country blues de “Dreamy Skies”, bueno… La épica gospel “Sweet Sounds of Heaven”, bueno… “Depending On You”, se les fue la mano con el azucarado y relamido arreglo (tíos, esto casi parece James Last…). Son canciones correctas que recuerdan a otras suyas y no son especialmente memorables.
El disco lleva alguna sorpresilla: “Get Close”, con rasposas guitarras Faces- “Stay With Me” (buen trabajo de Ronnie); “Bite My Head Off”, “punk patricio”, cosa de Mick, con bajo distorsionado que cruje de Paul McCartney y un acorde final que es un guiño a los Beatles; “Whole Wide World”, ligera, popi pero recia y con riff similar a “Five Foot One” de Iggy Pop (el productor del disco Andrew Watt también le produjo), o el vacile de “Mess It Up”, pegajosa chuchería disco- rock.
Los R. S.de momento no se mueren – toquemos madera- y mucho menos se separan. Es 2024, llevan juntos 61 años, tienen 80 tacos, y siguen y siguen (duran duran). El año pasado publicaron un entretenido – significativo adjetivo- y nada trascendental ni esencial álbum.