Celebrar un desfile en una estación de tren es una elección tan evidente para Louis Vuitton que nunca se esperaría de Nicolas Ghesquière: esta es sin duda la primera vez que el diseñador aborda tan frontalmente esta parte de la historia de la emblemática maison. El tren ha sido siempre un capítulo esencial para la firma especializada en equipajes, siempre pionera en el arte de viajar. Y el riesgo de caer en la referencia obvia, en la colección temática, era considerable. Pero sabemos que Ghesquière posee la asombrosa habilidad de revolucionarlo todo en su torbellino estilístico hasta extraer una propuesta completamente inesperada. De hecho, no es tanto el tren lo que le interesa, sino la estación misma: la Étoile du Nord, uno de los primeros símbolos de la innovación ferroviaria, inaugurada en 1845, anexa a la Gare du Nord y perfectamente conservada.
Daniele Oberrauch / Gorunway.com
Lo que hay que saber sobre el desfile de Louis Vuitton de otoño-invierno 2025/2026
En la estación se cruzan miles de desconocidos, cada uno rumbo hacia su destino, pequeño o grande, cotidiano o aventurero. Allí convergen infinidad de sentimientos, que se rozan y se entrelazan, y que la estación reúne en su esencia. El director creativo ha sabido capturar esos pasos perdidos, registrarlos, revelarlos y transformarlos en una colección fascinante. Son, sin lugar a dudas, viajeras, siempre bien equipadas con los accesorios más oportunos y elevados: baúles portátiles de vibrantes colores, mantas cuidadosamente enrolladas, artísticos fulares, cajas de sombreros y reinterpretaciones exquisitas de los bolsos emblemáticos de la casa, como el Speedy y el Keepall, refinados con maestría.
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Los conjuntos fueron puro eclecticismo: pantalones muy chic con acabados jogger, gabardinas y chaquetas en materiales técnicos, divinos vestidos al bies bajo grandes abrigos de cuero, camisas corpcore transformadas en total looks, pantalones clásicos adornados con grafismos de efecto camuflaje, prendas pijameras y vestidos lenceros para las grandes ocasiones nocturnas.
«Trata de encuentros, separaciones, reencuentros, viajes en grupo», explica Ghesquière sobre la colección. «De todas estas encrucijadas que atraviesan el tiempo y la vida de las personas». También evoca el poder cinematográfico y literario de los andenes: «Todos tenemos en la cabeza muchas escenas de películas, de Con faldas y a lo loco a 2046, de Casablanca a Snowpiercer, de Breve encuentro a Los que me quieren cogerán el tren… Y, por supuesto, Asesinato en el Orient Express de Agatha Christie«. Hay algunas alusiones a estas figuras del cine, como la modelo ataviada con un abrigo negro satinado y ribeteado con plumas, portando un estuche de ukelele en la mano, como una Marilyn de hoy. Y como nada se deja al azar, la música en la sala de espera era Trans Europe Express del legendario grupo Kraftwerk, con el que la casa ha anunciado una colaboración. Éxito asegurado.