Con este elitista telón de fondo, Cate Blanchett siguió recitando al ritmo de una bella melodía de jazz. En realidad se trataba de la letra de la canción This Must Be the Place de David Byrne para su grupo Talking Heads. Esa noche, aquel era sin duda el lugar donde había que estar, recorriendo el apartamento ficticio de Nicolas Ghesquière. «Por supuesto, mi piso no es el Louvre», ríe, «pero es esta atmósfera la que quería compartir con vosotros, cierta serenidad como la que puedes sentir en la intimidad de tu propia casa». Su residencia de ensueño, se viste de una mezcla de naturalidad y glamour, desenfado y sofisticación. El conocido gusto del diseñador por los choques estilísticos se puso aquí al servicio de un “elogio de la intimidad como arte de vivir”, título de la colección, donde el decoro dialogaba abiertamente con la libertad que nos permitimos en la esfera privada. Para ello es clave cierta desinhibición sartorial, un acercamiento lúdico a la ropa que nos permita ser atrevidas y originales.
El resultado, raras combinaciones de prendas de punto, tratadas como alta sastrería; pañuelos atados a la cintura sobre encantadores vestidos vaporosos; negligés con aires Old Hollywood, reinventados en sublimes túnicas de muaré plisado. Hubo guiños a los tejidos de tapicería en los volantes de una falda abullonada, detalles de tapiz en zapatos planos, trampantojos de marquetería de paja en los minivestidos de grandes lentejuelas. Los bolsos, en sintonía con la inspiración casera, recordaban más bien a neceseres y estuches de belleza. Los colores, siempre suaves y relajantes. Ghesquière busco recrear el placer de estar en casa, de vestirse para recibir invitados, de desarrollar la singularidad en la comodidad del propio vestidor.
Le sienta bien al diseñador esta mirada más tierna, muy diferente de la moda afilada y contenida a la que nos tiene acostumbrados. Pero ojo: esta aparente languidez esconde, evidentemente, un control y una maestría absolutas. Ojalá vestirse así en casa todos los días.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com