“Soy de Barcelona, mi madre también y mi padre cubano. Él emigró y en Cuba estudiaba Cine, pero era editor en programas de televisión. Desde muy pequeñita veía películas con él porque era muy fan de la ciencia ficción”, explica la directora sobre sus orígenes. “Siempre me había fascinado el mundo del cine – las series también porque soy joven– . Al principio quería ser actriz, bueno, pensaba que quería, aunque ya había algunos indicios de que me gustaba más estar detrás de la cámara”, rememora. “Escribía muchas historias y terminé apuntándome a un curso de interpretación, que me sirvió como puente para hacer la carrera y ahí me di cuenta. Me sentía demasiado expuesta, quería contar y escribir las historias. Hice un año en una escuela pequeñita de L’Hospitalet, pero con la idea de acabar en ESCAC. Gracias a los cortos que hice aquel año me presenté a la beca y me la dieron”.
Es precisamente L’Hospitalet el escenario principal de Cura sana que escogió la cineasta. “Hay una intención cien por cien. Es verdad que hay partes que están rodadas en Barcelona y otras en L’Hospitalet, pero donde ellas viven es en la segunda. Es un espacio que siempre me ha interesado mucho porque se ha retratado como un lugar hostil, pero mi experiencia ha sido la contraria”, explica. “No hay que obviar que también hay delincuencia, pero existe otra realidad. El espacio público lo usan las hermanas como una vía de escape. Si tu casa no es un lugar seguro, la calle se convierte en el sitio de celebración donde ser tú misma”.
Con los medios que ofrecía su escuela, Lucía G. Romero escribió un guion y se puso a buscar a las dos protagonistas del corto. Finalmente fue Roser Rendon Ena la que se hizo con el papel de Jessica, la hermana mayor, y Rasvely Lissette Donaire Restituyo con el de Alma, la pequeña. “Fue superrápido porque no debimos de ver más de 30 o 35 niños para los dos perfiles. Roser, la mayor, es bailarina y se movía ya por el mundo artístico, pero la prueba la encontró su madre porque tenía catorce años recién cumplidos cuando la hicimos. Rasvely igual, fue a través de su madre. Fue una bendición», apunta. Ambas se llevaron la Biznaga de plata a Mejor interpretación femenina en el último Festival de Málaga.