Tal y como les sucede hoy a muchas de las mujeres jóvenes que habitan o sobreviven en Madrid, su horario de trabajo la dejaba extenuada. Como costurera o camarera, Luisa Carnés encontraba inspiración en las lecturas de las bibliotecas públicas, en las novelas que se desgranaban en publicaciones por folletines. Así fue como llegó a autores como Dostoievski, y así fue como nutrió su propia prosa, una que tiene la virtud de ser permeable a cuantas realidades e injusticias del mundo percibía con su gran sensibilidad. Luisa Carnés cedió el protagonismo de sus textos a voces que solían estar relegadas a los márgenes. A veces, mujeres obreras, como en su novela más popular, Tea Rooms, convertida en obra de teatro e incluso serie de televisión por RTVE. Otras veces, ex presidiarias, mujeres solteras, niños, personas que se hacían a la mar en barcos de suerte incierta huyendo de la guerra civil o sindicalistas del campo. Todos ellos encuentran una representación en la antología Trece cuentos, bajo sensibilidades similares a las que desplegaba la escritora Carson McCullers en Estados Unidos. Ahora, la editorial Hoja de Lata, que edita todos los títulos antes mencionados, lanza al mundo una novela inédita de esta escritora que, aunque hemos descubierto de forma tardía, apreciamos profundamente.
La editora, Laura Sandoval Borrás, describe Juan Caballero como la novela épica de la autora sobre la guerrilla antifranquista, “ambientada en la serranía andaluza y protagonizada por el héroe que da nombre a la novela y por una mujer que se empodera hasta el extremo”. Con este ya serán cuatro títulos de Luisa Carnés los que la editorial asturiana acoge en su catálogo delicadamente construido.
Cortesía de Hoja de Lata
¿Por qué hemos tardado tanto tiempo en saber de Luisa Carnés?
Laura Sandoval, editora de Hoja de Lata, describe como emocionante la recuperación de su obra, en un tiempo en el que no solo han visto la luz sus libros, sino que incluso ha logrado el reconocimiento de formar parte de una ilustre generación de escritores a la que perteneció durante el período de la II República. Ahora, por poner un sólido ejemplo que da cuenta de esta validación colectiva, forma parte del temario de Lengua y literatura de Bachillerato. “Quizá el aspecto más destacado y emocionante de la recuperación de su figura haya sido que se ha tratado de un proceso colectivo, en el que han jugado muchos actores”, destaca Sandoval. “Incluso para la propia familia Luisa, ésta era una figura relativamente enigmática. Sabían que había escrito obras literarias, que había sido una periodista comprometida con la causa republicana y que había tenido éxito en su momento, pero ese potencial de ser una autora con algo que decir al público del siglo XXI, más allá del reducido círculo de investigadores en República y exilio, es algo que les sorprendió”.
Analizando las causas del olvido de una figura con tanto talento y valentía como la de Luisa Carnés, Sandoval opina que su situación de exilio por su actividad política durante la República y la guerra, momento en el que trabajó como periodista del bando democrático, su posición feminista y comunista, así como su prematura muerte, pasaron factura a la memoria de su legado. “Son pocas, demasiado pocas, las autoras españolas del siglo XX que han alcanzado relevancia social, menos aún las que lo han hecho desde el exilio”.
El papel que la guerra ocupó en la vida de Luisa fue masivo, y le llegó justo en el momento en el que gozaba de popularidad por la publicación de Tea Rooms. “En 1934 estaba en su mejor momento literario. Esa evolución se vio truncada por el estallido de la guerra civil. Al comenzar la guerra Luisa se vuelca con determinación en labores de prensa y agitación y propaganda. Es una devota militante de la causa republicana, para la que escribe desde diferentes cabeceras”, explica Sandoval.