Esta entrevista con Lux Pascal forma parte del número de julio de Vogue España, a la venta el 17 de junio.
Durante los primeros momentos de la producción de fotos que acompaña estas líneas, Lux Pascal (Condado de Orange, California, 1992) se muestra amabilísima, pero también tímida y prudente. Todo cambia cuando desde uno de los ordenadores comienza a sonar Apple, la canción insignia de Charlie XCX, y la actriz se transforma en una fiera que baila, salta, se inventa su propio personaje y le da lo mejor al fotógrafo. Dos caras de la misma moneda. “Me considero una persona cautelosa de primeras. Tengo la tendencia a leer los espacios antes de insertarme en ellos”, explica al día siguiente durante su desayuno en un hotel en el centro de Madrid. “Siento que soy alguien que pisa antes y si después considero que puedo correr, corro”.
Top ,‘culotte’, cazadora de piel, zapatos y pendientes, todo de CHLOÉ.
Recién llegada a la capital desde Nueva York, donde vive, arranca la promoción de Miss Carbón, su primera película como protagonista que llega a los cines el 12 de junio. Una coproducción hispano-argentina que dirige la cineasta Agustina Macri y que cuenta una historia real, la de Carlita Antonella Rodríguez, la primera mujer en conseguir trabajar en la mina en la cuenca carbonífera de Río Turbio. En esa zona de la Patagonia, ellas solo podían aspirar a convertirse en reinas del carbón, una suerte de certamen de belleza. “Tengo que reconocer que no sabía de su historia. Lamentablemente, en el universo que me rodea se mantuvo bastante escondida. Me parece curioso porque es como una metáfora de la mina, con sus diamantes escondidos. Tuve que hacer mi propia excavación para empaparme profundamente de ella”, explica Lux Pascal. “Carlita y yo nos encontramos justo antes de empezar a grabar la película. No fue una decisión tan consciente. Si la hubiese conocido antes, me hubiera inspirado un poco más en cómo es. Su historia se dio a conocer, aunque ella no ha llevado una vida pública”, continúa. “La primera vez que coincidimos vi algo en sus ojos, en su personalidad y en cómo se acercaba al mundo que me hizo entender perfectamente su historia. Me pareció impresionante la luz que desprendía. Es la bondad personificada y un alma pura. Su integridad se mantiene intacta a pesar de todo lo que ha vivido y eso me parece brutalmente inesperado, casi un milagro”.
Rodríguez tuvo que luchar por entrar en una mina en la que por superstición no podían poner un pie las mujeres, pero también por vivir libremente como una mujer trans en una región remota. Su historia se cuenta a través de las miradas y los gestos de Lux Pascal. “Al conocer a Carlita leí en ella una honda y profunda tristeza. Creo que esa tristeza se da prácticamente de un modo natural porque el mundo es bastante decepcionante para personas así. Es decepcionante en general, pero definitivamente más para las personas que son supervivientes”, reflexiona. “A pesar de que lo que se cuenta en Miss Carbón es una historia de triunfo, es muy importante que esa pena se pueda enmarcar en ella porque resulta bella de ver. Enaltecer esa melancolía real y profunda es algo humano que pocas veces se ve en pantalla”, apunta. “Creo que ella se plantó y dijo: ‘No voy a morirme en este lugar’. Eso es algo que también cuenta la película, lo peligroso que es ser Carlita en un lugar como ese. Lo peligroso que es ser la única mujer dentro de una mina. Lo peligroso que es para ella simplemente vivir. Mucha gente hablará de valentía cuando se refiera a esta película, pero ser no es algo que requiera valentía. Era eso o desaparecer”.