Dicen que la cabra tira al monte, y Marc Márquez tiró como un poseso este sábado en Sachsenring. No tenía por qué arriesgar en su jardín de Alemania, donde ha ganado más que en ningún otro lugar del mundo, pero lo hizo para disfrute propio y de los aficionados. El octocampeón del mundo, bajo condiciones de mojado, volvió a mostrarse más fuerte que nadie en el trazado sajón: pole position y victoria al sprint, su décima del año en once paradas este 2025. Con sus rivales por el título alejados de las posiciones delanteras, le bastaba con quedar por delante de ellos, como él mismo había señalado en la previa, pero no supo o no quiso hacerlo una vez encima de la moto.
“Hoy no puedo decir que haya pensado demasiado en el campeonato. Perdí varias posiciones en la salida y luego fui construyendo pasito a pasito para ganar”, sonreía Márquez en el parque cerrado, a sabiendas de que había arriesgado más de la cuenta. El mismo margen que tiene en la tabla para no hacerlo, probablemente, le apremió a superarse de nuevo en una remontada de la sexta a la primera plaza en la prueba corta de 15 vueltas. Una colada en la primera curva dejó a Marco Bezzecchi y su Aprilia en cabeza, ambos en un gran estado de forma cuando se avizora por fin el regreso del campeón del mundo Jorge Martín.
El dúo italiano se escapó y dominó todas las vueltas excepto la más importante, la última. Márquez venía remontando con un tesón admirable, insaciable en su espíritu competitivo. Se las tuvo con Fabio Di Giannantonio y Johann Zarco de inicio, y luego supo contener a Pedro Acosta hasta que el murciano se dejó sus opciones de podio en la grava. También aprovechó la caída por delante de Franco Morbidelli, que terminó trasladado al centro médico en ambulancia pero no corre peligro. A pesar de sus méritos, el 93 rodaba tercero en el ecuador de la prueba, a más de dos segundos de la cabeza y a uno del segundo clasificado, un meritorio Fabio Quartararo que finalmente completó el podio.
El francés de Yamaha fue engullido en un par de vueltas por la Ducati del octocampeón, que se lanzó luego a una persecución de cinco giros que terminó en la primera curva del definitivo. Hachazo de manual, desde muy lejos, para culminar una remontada de órdago bajo la lluvia y escaparse todavía más en el Mundial. Con su hermano Álex octavo en meta, el líder cuenta con 78 puntos de colchón que equivalen a dos fines de semana de competición enteros. El tercero en la tabla, un Pecco Bagnaia que fue incapaz de puntuar y terminó duodécimo, la peor Ducati en la línea de meta, está a 138 puntos de su compañero de garaje.
“Mañana habrá que respirar más hondo”, aseguraba Marc en su análisis de la carrera, más bien una petición a sí mismo. “Cuando he pasado a Quartararo, pensando en el campeonato, tendría que haberme quedado allí, pero no… El discurso era bonito, pero una vez allí me he dejado llevar. En los entrenos lo controlo ya mejor, pero falta hacerlo ahora en las carreras”, concluía. Su sonrisa ya le delataba. Visto su afán competitivo, parece imposible que vaya a frenar jamás cuando se baja la visera. Está en su naturaleza.