Maroon 5 ha sido, durante dos décadas, una máquina de éxitos globales… ¿por qué ya no lo es? La respuesta es compleja: probablemente entran en juego varios factores como la evolución (o estancamiento) de su propuesta musical, los cambios en las tendencias del pop y el modo en que la industria y el márketing han decidido posicionarlos.
‘Love Is Like’, octavo álbum de Maroon 5, demuestra que la banda capitaneada por Adam Levine no ha perdido el norte por completo. Simplemente, esta vez, las composiciones son correctas hasta el sopor y muy poco memorables, logrando que 27 minutos de música se hagan largos.
Si existe algún tipo de concepto detrás de ‘Love Is Like’ es el de recuperar el sonido de los primeros discos de Maroon 5, esos que coqueteaban con el hip-hop, el funk y el blue eyed soul antes de que la industria convirtiera a la banda antes conocida como Kara’s Flowers en un gigante del pop. En ese sentido es de agradecer que Maroon 5 entregue una obra breve y cohesionada.
Sin embargo, esta vez la fusión no produce himnos como ‘This Love‘ o ‘She Will Be Loved‘. Aquí, los temas que contienen la palabra «love», como ‘Love Is Like’ con Lil Wayne o ‘My Love’, son tan agradables como fáciles de olvidar. Maroon 5 trata de añadir profundidad a las canciones incorporando samples de temas antiguos de soul, como ‘Silly Wasn’t I’ de Valerie Simpson, que suena en el corte titular; o ‘You Know I Love You’ de Barbara Stant, insertado en ‘Burn Burn Burn’, pero los samples suenan tirados de forma superficial y el disco tampoco se compromete con esta idea.
Nunca ha sido necesariamente un problema que las canciones de Maroon 5 apunten abiertamente a la comercialidad, pero en ‘Love is Like’ predomina una sensación de vacío incluso cuando los cortes parecen tratar la propia vida de Levine, en concreto sus problemas maritales, como ‘Yes I Did’, que dice: «¿He cometido todo error que se podía cometer? Sí, lo hice. ¿He asumido la responsabilidad de todo? Sí, lo hice». No es casualidad que la tibia fusión reggae-pop de ‘Hideaway’ invite a «olvidar el pasado».
Pero no es tanto que temas como ‘All Night’ o ‘Priceless‘ coqueteen con los clichés del disco y el pop-funk, sino que las composiciones carecen de sustancia. ‘Priceless’, que cuenta con la colaboración de Lisa, cantante y rapera tailandesa de BLACKPINK, es el único corte del disco que ha tenido cierto eco, aunque limitado a algunos países asiáticos. Al igual que ‘143‘ de Katy Perry, ‘Love is Like’ ofrece una versión de Maroon 5 reducida a su mínima expresión, a un soplo de desvanecerse en la nada.
Algunas melodías incluso suenan enervantemente repetitivas, como las de ‘Burn Burn Burn’ y ‘Jealousy Problems’, que suenan seguidas en la secuencia y, a pesar de la variedad de influencias (nudisco en ‘I Like It’, canción acústica en ‘California’), la fórmula de pop procesado de Maroon 5 esta vez no lleva las canciones de ‘Love is Like’ a su máximo potencial. El resultado es un álbum que no hace ningún honor a la música pop, y que parece un mero trámite.