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El monumental éxito de ‘Top Gun: Maverick’ no se ha traducido necesariamente en hacer de nuevo blockbusters con artesanía maestra, que fue claramente lo que la hizo extraordinaria, sino que ha establecido dos modelos a imitar. Uno es claramente el de las secuelas tardías, que exageran demasiado la reverencia a piezas originales hasta el punto de volverse una réplica tibia.
El otro es algo que se está apreciando tímidamente en vehículos para los que, como Tom Cruise, fueron grandes superestrellas en los 90 y siguen siendo relevantes hoy día. Películas donde el último hombre valiente y temerario se encuentra en su crepúsculo pero debe hacer la última gran hazaña en términos tradicionales para combatir a un mundo dominado por la tecnología y los cálculos extremadamente seguros. Lo hemos visto en ‘F1’, continuación bastante clara de la adrenalina de ‘Maverick’, y sorprendentemente la hemos visto ahora en ‘Terminagolf 2’, el último estreno de Adam Sandler.
Hombre rabioso contra la máquina
Sandman decide realizar una secuela de uno de sus grandes y más queridos clásicos en su última película directa para Netflix, donde está arrasando siendo la más vista en decenas de países. Para que aterrice, ha terminado rescatando no sólo su irreverente y absurda comedia de antaño, sino que arrastra también parte de ese encanto dramático que ha ido exhibiendo en los últimos años, además de valerse del planteamiento de la historia de ‘Maverick’.
Tras años de convertirse en una leyenda del golf con su estilo agresivo aunque bien canalizado, Happy Gilmore decide retirarse del deporte a causa de una tragedia causada por su manera de jugar. Arruinado, adicto al alcohol y a cargo de cinco hijos que han heredado su rabia exacerbada, va a tener que regresar al deporte para ayudar a su hija a cumplir su sueño.
Pero mientras intenta este regreso puntual que le de el dinero necesario para su objetivo, una nueva liga privada emerge para revolucionar el deporte de golf, incorporando modificaciones locas que llamen la atención de un público sobreestimulado y adicto a los chillones tonos de los e-sports. En este contexto, Happy es el último hombre cuerdo que puede dar la respuesta necesaria para que no se derrumbe del todo el mundo tal y como lo conocemos, una respuesta limitada y potencialmente reaccionaria que no resulta del todo exagerada en un capitalismo excesivo.
‘Terminagolf 2’: para los que ya no están
Es la respuesta más interesante que se puede hacer a la ‘Terminagolf’ original, un tratado sobre el triunfo de la idiosincrasia y la paz personal frente a la frustración o los reproches de una sociedad conservadora. Pero no es lo único que trata de elaborar Sandler, que vuelve a firmar el guion junto a su fiel socio Tim Herlihy. Los primeros compases y su subtrama de alcohólicos anónimos trazan una melancolía que trata de lidiar con las ausencias de gente muy querida (como puede ser Carl Weathers o el mítico caimán de la original, pero también su siempre querido Chris Farley) que han estado presentes en trabajos recientes del cómico, como sus últimos especiales de comedia, y le han permitido refinar una parte dramática de su manera de actuar.
Son matices interesantes chocando con un montón de cosas que ‘Terminagolf 2’ lanza a la pared en un intento de tenerlo todo. Es fácil ver también lo que no funciona de la película, porque está representado en un sinfín de cameos de todo tipo, desde familiares y amigos hasta personalidades deportivas, que cortan el ritmo para medio minuto de improvisaciones con resultados desiguales. Luego están decisiones críticas en el planteamiento que, aunque abordadas con sinceridad, bordea el cliché de gusto dudoso y desaprovecha a un intérprete de mucho valor para el universo Sandler.
‘Terminagolf 2’ sacrifica mucha estructura interna de una manera no muy distinta de lo original, pero su ritmo resulta menos impecable. Sin embargo, no necesita de ello para terminar convenciendo, ya que vuelve aquí la inspiración para la chorrada supina e hilarante que Sandler convierte en prácticamente sello de autor. Es capaz de agradar enormemente retorciendo situaciones al mayor absurdo posible, o empleando chorradas de manera recurrente como los diferentes métodos de Happy para darse al bebercio. Esa manera de recoger sus propios guantes es una de las virtudes más notables del dúo Sandler-Herlihy cuando está en pleno funcionamiento.
Siendo una película para la que había todas las razones del mundo para ponerse escéptico, incluyendo el estreno directo a streaming que siempre tiene cierto aire poco ceremonioso, hay suficiente humor y corazón en ‘Terminagolf 2’ para terminar ignorando sus problemas. Incluyendo el tercer acto más fabulosamente demencial de una película reciente. Sandler se ha ganado el capricho de denominarse a sí mismo el último gran héroe para un cine cada vez más seguro.
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