Medicina estética: ¿ha traspasado la barrera de género?

Mencionar ‘medicina estética’ implica todavía sumirse en una conversación, como poco, controvertida. Hay quien defiende estos tratamientos alegando la responsabilidad y poder de decisión de cada uno sobre su propio cuerpo, y quien no comparte el discurso por el debate que supone sobre la propia autoestima, especialmente si hablamos de procedimientos en el público más joven. Una polémica que, seguro, se habrá colado en alguna (o muchas) de tus comidas familiares o reuniones con amigos, y sobre la que probablemente te hayas posicionado ya en uno u otro bando. Sea como fuere, cada vez es mayor el porcentaje de la población que se ha realizado alguna de estas intervenciones. Más concretamente y según el último informe de la SEME presentado en el Congreso del 22 al 24 de febrero de 2024 en Málaga, un 45% de los españoles afirma haberse realizado ya alguno de estos tratamientos. Cifras que no hacen más que señalar el crecimiento exponencial de esta rama de la medicina, y prueba de ello son las más de 400 clínicas y centros de medicina estética que se abren anualmente en nuestro país.

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¿Se está perdiendo la ética en la medicina estética?

El acceso, los precios y la normalización de la medicina estética la convierten en un negocio muy popular. El exceso de demanda y profesionales hacen que la línea ética se desdibuje. ¿Qué piensan ellos al respecto?

¿Se está perdiendo la ética en la medicina estética?

¿Ha traspasado la medicina estética la barrera de género?

Pero, aún con este fuerte crecimiento en la demanda como premisa, todavía no podemos afirmar que la medicina estética haya traspasado la barrera de género. Eso sí, todo apunta a que está muy cerca de hacerlo: un estudio llevado a cabo por Teoxane (marca líder en innovación en ácido hialurónico) en colaboración con Nielsen ha analizado el comportamiento de la población masculina con respecto a la medicina estética, entrevistando a 5.000 hombres españoles. Los resultados han dejado clara una cuestión clave, y en muchos sentidos poco alentadora: todavía existen demasiados tabúes y prejuicios al respecto. ¿Por qué? Bien, a pesar de que 3 de cada 4 hombres españoles considera que es normal que un hombre se realice tratamientos de medicina estética, un 6% lo considera raro o tabú. Pero, ¿cuál es el motivo principal de ese 6% que dice que los hombres no deberían recurrir a este tipo de tratamientos? En el 30% de los casos, un trasfondo machista y homófobo. El resto, en gran medida, comenta que les parece algo “poco natural” o “artificial”.

Son precisamente estos estigmas arcaicos los responsables del rechazo social que todavía existe en esta materia, y los culpables de que 4 de cada 10 hombres que se han hecho un tratamiento con ácido hialurónico tenga problemas en reconocerlo, ya sea por vergüenza, miedo a que la gente no lo entienda o por posibles críticas. “Aunque el número de hombres que se someten a tratamientos estéticos está en aumento, muchos son reticentes a hablar de ello en sus círculos cercanos”, indican los doctores especialistas en medicina estética Antonio Di Benedetto y Miguel Paule. Un panorama que, señalan, está cambiando; en este contexto y recurriendo de nuevo al estudio referido, las cifras revelan que 1 de cada 4 hombres se ha realizado un tratamiento de medicina estética y hasta un 60% estaría interesado en hacerlo en un futuro.

¿Es el ácido hialurónico el caballo de Troya de la medicina estética?

Hablar de ácido hialurónico resulta mucho menos polémico, en cambio. Puede que por su presencia de manera natural en nuestra piel o por su cada vez mayor protagonismo en formulaciones cosméticas, este componente se posicione entre los tratamientos estéticos favoritos, también en hombres. “El ácido hialurónico es un componente fundamental de la piel y de otros tejidos del cuerpo humano. En la piel, su presencia permite una mejor firmeza y resistencia de la misma pero, con el paso del tiempo, esta molécula disminuye su concentración, provocando arrugas y flacidez”, indican los doctores Benedetto y Paule.

El cada vez mayor conocimiento e interés en el ácido hialurónico está convirtiéndolo en el caballo de Troya de la medicina estética, llegando a un sector de la población ya menos reticente a estos tratamientos. “En comparación a las mujeres, aproximadamente el 30% de los hombres acuden a consulta por tratamientos estéticos, y este número ha experimentado un claro aumento en los últimos años”, señalan los expertos, que aseguran que la confianza en el profesional y la calidad de los tratamientos llevados a cabo por este son clave para obtener resultados satisfactorios. Y, si preguntamos cuáles son los más demandados, Benedetto y Paule lo tienen claro. “Los tratamientos de medicina estética más solicitados por los hombres sin duda incluyen suavizar las arrugas en la frente, entrecejo y patas de gallo, definición de la mandíbula y combatir la cara de cansancio. Además, hay una creciente demanda por enfrentar la pérdida de cabello”, revelan. “Si hablamos de población femenina, son el aumento de labios y los procedimientos de armonización facial para redefinir los pómulos y corregir ojeras los tratamientos más requeridos en consulta”, concluyen.

Medicina est(ética)

Es una muy buena noticia que los estigmas en este aspecto estén desapareciendo. En este, y en casi cualquier otro ámbito de la vida. Pero hasta las rosas tienen espinas, y la cada vez mayor democratización de la medicina estética no puede contribuir a perder de vista el enfoque médico ni la ética. “De hecho, las letras que forman la palabra ethics (ética, en español) definen cuáles son los principios de comportamiento ético para los profesionales de la medicina estética: education (formación), trust (confianza), harmony (armonía), identity (identidad), care (cuidado) y safety (seguridad). Por tanto, la responsabilidad es de todos, pero sobre todas las cosas: de los profesionales médicos cuya responsabilidad es cuidar siempre del paciente y de su seguridad”, comentaba Marichu del Amo, colaboradora de esta cabecera, en un artículo que sacaba a colación precisamente este tema. Porque sí, es lícito querer vernos lo mejor posible y sacar la mejor versión de nosotros mismos, pero siempre guiados por profesionales y sin perder de vista el enfoque crítico. En este aspecto, Antonio Di Benedetto y Miguel Paule recuerdan que no se es mejor médico por la cantidad de pacientes que se trate, sino por aquellos a los que se rechace: “A veces hay que decir que no. La medicina estética es un negocio, sí, pero ante todo es medicina, y el buen hacer y la ética profesional deben primar sobre todas las cosas”.

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