Cuando a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se vertebró en España la red de museos estatales, el patrimonio nacional sufrió una división entre cultura material y arte. El primer grupo lo configuraban los fondos industriales, funcionales, populares y anónimos, mientras que el segundo lo formaba todo aquello que se considerase elitista, intelectual, simbólico y autoral. El textil fue relegado al primero de los bloques, dejando de lado todos los significados, historias, costumbres y momentos que habían sido materializados en esas telas.
Para remediar la invisibilidad social a la que la España –y el mundo– ha sometido a los tejidos a lo largo de la historia, Selina Blasco y Patricia Molins comisarían un proyecto que revisita el archivo textil de cinco museos de titularidad y gestión estatal desde una mirada actual. El Museo del Traje, el Museo del Romanticismo, el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo de América y el Museo Arqueológico Nacional, serán las sedes de un proyecto vertebrado a través de la mirada de seis artistas que han indagado en los fondos de estos centros con el fin de aportar una nueva perspectiva a un legado que, hasta hace no tanto, no se consideraba arte, pero que ahora se considera una práctica privilegiada.
Cajón de Sastre, etc. es la primera exposición del proyecto y ha sido configurada por la artista Narelle Jubelin (Sidney, 1960). La muestra, que se podrá visitar del 27 de febrero al 25 de mayo de 2025 en el Museo del Traje, recoge textos, imágenes y objetos que en su conjunto cobran sentido e inspiran nuevos significados. La pieza que funciona como casilla de salida de toda la exposición es una mesa de pedestal metálico que formó parte del Museo de Arte Contemporáneo, pues el edificio que alberga hoy la historia del traje nacional fue construido para acoger las creaciones artísticas de finales del siglo XX en adelante. El mueble en cuestión se cubre con un faldón creado por Práxedes García –restauradora responsable de las réplicas de vestuario que se usan en el museo como instrumento de trabajo–, dando lugar a una metáfora que recorre toda la exhibición y que aúna la herencia del edificio original y la función actual de la construcción, pero también las entrañas ocultas para el público como los archivos o el trabajo de las empleadas del museo.