El viernes 12 de septiembre está marcado en rojo para el sector del automóvil. Ese día, el sector se reunirá con la Comisión Europea en el marco del denominado Diálogo Estratégico del futuro de la industria del automóvil, con el objetivo de relanzar a un sector arrinconado por China y golpeado por los aranceles de Donald Trump en pleno cambio al vehículo eléctrico. En representación del motor irán ACEA y CLEPA, las patronales europeas de automovilísticas y de fabricantes de componentes de automoción, que expondrán un duro escenario tras unos resultados semestrales para el sector teñidos de rojo o con bajadas sensibles en los beneficios.
Uno de los principales caballos de batalla del automóvil serán los objetivos de emisiones y, más concretamente, la prohibición de la venta de coches de combustión en 2035, contra la que ACEA, a través de una carta firmada por su presidente, Ola Källenius, cargó recientemente. El sector acude envalentonado al encuentro después de que en marzo consiguiera una moratoria en la norma de emisiones CAFE, que entró en vigor en enero, que endurece el límite de emisiones de CO2 desde los anteriores 115,1 gramos por kilómetro, hasta los actuales 93,6. Si bien no lograron tirarla a abajo, los fabricantes sí consiguieron que este año no haya multas y que las emisiones de 2025 se cuenten en conjunto con las de 2026 y 2027, lo que permitirá a casi todas las marcas cumplir con los objetivos en 2027.
Un estudio de la organización ecologista Transport & Environment (T&E), muy activa en Bruselas (de hecho, estará presente en la reunión del viernes), advierte de que la única automovilística que no cumpliría al ritmo actual con los objetivos de emisiones de 2027 sería la alemana Mercedes-Benz. Precisamente su consejero delegado es Källenius, que tomó el relevo de Luca de Meo (ex consejero delegado de Renault) al frente de ACEA el pasado enero. Según el informe de T&E al que ha tenido acceso este periódico, la compañía de la estrella se quedará a unos 10 gramos de CO2 por kilómetro de cumplir, mientras que el grupo Volkswagen llegaría a la meta fijada por los pelos. Volvo y BMW ya cumplen a día de hoy con los datos de ventas del primer semestre del año, sobre todo la sueca, que está más de 25 gramos por encima.
T&E advierte, de hecho, que una de las salidas que tendría Mercedes-Benz para no pagar las multas de Bruselas sería pagarle a Volvo por sus derechos de emisiones. Stellantis y Renault, que actualmente no cumplen, superarían los objetivos de 2027 en nueve y dos gramos, respectivamente, con las proyecciones de ventas actuales. En los primeros siete meses del año, T&E señala que los fabricantes europeos han vendido un 38% más de coches eléctricos, aunque el ritmo podría haber sido mayor sin la concesión que Bruselas hizo en marzo. La prórroga de dos años del objetivo de 93,6 gramos hará que se vendan dos millones de vehículos eléctricos menos entre 2025 y 2027, según T&E, por lo que piden que se mantengan firmes en los objetivos de 2030 y 2035.
“El plan de transformación de Europa para la industria del automóvil debe ir más allá del idealismo y reconocer las realidades industriales y geopolíticas actuales. Cumplir los rígidos objetivos de CO2 para coches y furgonetas para 2030 y 2035 es, en el mundo actual, simplemente inviable”, habían asegurado ACEA y CLEPA en la carta enviada a Bruselas hace dos semanas.
“Los fabricantes de vehículos están pintando un panorama desfavorable y por ello reclaman que se debiliten sus objetivos. Pero la realidad es que las ventas de coches eléctricos están aumentando y las normas sobre emisiones son fundamentales en esa ecuación. El cumplimiento de las normas acordadas, permite a Europa brindar a su industria automovilística una oportunidad de competir en la carrera mundial de los vehículos eléctricos”, dice Laura Vélez de Mendizábal, experta en electromovilidad de T&E España.
Lo cierto es que no todos los fabricantes suscriben las palabras firmadas por Källenius en la carta enviada a Bruselas. El presidente de la marca Kia en Europa, Marc Hedrich, dijo después de conocerse la misiva que dar marcha atrás en la prohibición de los coches de combustión le costaría una fortuna a Kia, que lanzará varios modelos eléctricos en el corto y medio plazo. “Ese es el mismo tipo [Ola Källenius] que, hace unos años, prometió que su empresa solo vendería vehículos eléctricos en Europa en 2030″, se quejó Hedrich en declaraciones recogidas por Automotive News.