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Pensar en el cine de acción y artes marciales contemporáneo —al menos el producido exclusivamente en la industria occidental— nos invita, casi automáticamente, a hacerlo en la franquicia John Wick. Por suerte, hay vida más allá del referente, y buena parte de ella está relacionada con sus creadores, comenzando por David Leitch, codirector de la primera aventura del asesino de Keanu Reeves que nos ha regalado cintas de la talla de ‘Atómica’, ‘Bullet Train’ o ‘El especialista’.
No obstante, el único actioner made in Hollywood que ha logrado mirar frente a frente a la saga del Baba Yaga en lo que llevamos de década ha salido del puño y lectura de su guionista Derek Kolstad, quien hace cuatro años rubricó una ‘Nadie’ que, bajo la dirección de Ilya Naishuller, brindó un cóctel de acción y comedia en el que las setpieces y las coreografías llegaron a quedar eclipsadas por un gran arma secreta: un tratamiento de personajes notable que elevó un ácido y corrosivo retrato de la crisis de la mediana edad cargado de tortas y tiroteos.
Nadie al cuadrado
Ahora, en pleno 2025, Bob Odenkirk recupera a su peculiar antihéroe en una secuela que opta por un juego ligeramente diferente, huyendo de expandir el universo de su predecesora para ofrecer lo que bien podría encajar en el formato televisivo de “la aventura de la semana” al aprovechar que la inmensa mayoría del trabajo de desarrollo de Hutch y compañía llega hecho de antemano. De este modo, el realizador Timo Tjahjanto ha podido centrarse en dos puntos muy concretos y esenciales para elevar su debut en EE.UU.
El primero de ellos es reforzar las dinámicas entre la familia protagonista, cuyos miembros continúan siendo encantadores y llevan en volandas el largometraje, sirviendo de catalizadores para una comedia muy certera en la que los diálogos y el slapstick casi cartoon —ya presente en la primera parte— tienen el mismo peso específico, y generando una empatía que, en última instancia, termina alzándose como el verdadero núcleo de la función.
Por otro lado, el cineasta indonesio ha abierto una caja de las tortas tan sólida como cabría esperar, reivindicándose de nuevo como uno de los grandes nombres del género contemporáneo tras regalarnos animaladas de la talla de ‘Headshot’, ‘Fuera de las sombras’ o, muy por encima de ellas, una ‘The Night Comes for Us’ que es uno de los largos de acción y artes marciales más espectaculares, desagradables y profundamente cafres que se hayan visto en la última década, estando a la altura de joyas como la reverenciada ‘The Raid’.


Ciñéndonos al tratamiento de la acción, si bien es cierto que los niveles de crudeza y violencia no pueden rivalizar con la obra de Tjahjanto en su tierra natal, ‘Nadie 2’ hace gala de una dosis de mala leche importante, con unas coreografías diseñadas con tiento y con un diseño de las setpieces digno de ser visto en una pantalla de buenas dimensiones y con un sistema de sonido potente —tremendo el asalto nocturno al parque de atracciones—.
Desgraciadamente, cabe destacar que no nos encontramos ante una de esas secuelas modélicas que, de tanto en tanto, suelen pillarnos desprevenidos entre la maraña de continuaciones made in Hollywood. El principal motivo no es otro que una trama demasiado familiar y telegrafiada que no deja demasiado espacio para unas sorpresas con cuentagotas; algo a lo que habría que sumar una falta de evolución en lo referente al lore y el trasfondo de los personajes.
Pese a todo, no cabe duda de que ‘Nadie 2’ es un entretenimiento estival modélico. Es divertida, violenta, intensa y espectacular, los Mansell están trabajados con mimo, el tono está muy bien equilibrado, Bob Odenkirk está en su salsa repartiendo estopa y mostrándose vulnerable y letal al mismo tiempo… Al final del día, las bondades que atesora son suficientes como para perdonar sin titubear su relativa falta de trascendencia y para desear que continúen dando trabajo a Timo Tjahjanto en el país de las barras y estrellas como algo más que un director por encargo.
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