Natalie Portman tiene las zapatillas básicas sin las que no podrás vivir a partir de ahora
Que Natalie Portman es la reina de lo effortless es un secreto a voces y su última aparición es la muestra final de ello. Para ello escogía un looks sencillo compuesto por unos shorts vaqueros de corte ancho y tintada oscura y una camiseta cropped en azul combinados con unas zapatillas, pero no unas cualquiera, sino el modelo slim que se cuela entre las tendencias más candentes en zapatillas para el próximo otoño-invierno 2025-2026.
En plena saturación de sneakers voluminosas y suelas imposibles, las zapatillas slim emergen como una contracorriente silenciosa pero firme. De silueta estilizada, perfil bajo y reminiscencias retro –desde las Adidas Samba hasta las Puma Speedcat, pasando por las Nike Cortez o las Mexico 66 de Otnisuka Tiger– , estas zapatillas huyen del maximalismo técnico para volver a un lugar más discreto y extremadamente sofisticado.
Su origen se ancla en los 90 y principios de los 2000, cuando el calzado deportivo era delgado, ceñido al pie y más cercano al mundo del baile, el motociclismo o del fútbol sala que al del rendimiento extremo que propició el ascenso del gorpcore. Hoy, esta estética encuentra un nuevo impulso gracias al auge de las bailarinas y, especialmente, las sneakerinas: híbridos entre zapatilla y zapato de ballet que exploran la delicadeza sin abandonar lo urbano. La lógica es clara: tras años de dominar el paso con zapatillas arquitectónicas, el deseo actual se inclina por lo ligero, flexible y adaptable. Es una respuesta estética al cansancio visual del exceso.
No sorprende pues que estilismos como el de Natalie Portman apuesten por estas zapatillas estilizadas como punto de fuga entre lo práctico y lo chic. En cierto modo, este regreso de las zapatillas slim coincide con una revisión más amplia de los códigos de la feminidad actual. La figura de Natalie Portman encarna a la perfección esa idea de estilo sin ruido, de una elegancia que no necesita de ornamentos excesivos para triunfar y en la que la nostalgia y la funcionalidad encuentran un equilibrio estético que rehúye de la estridencia.