Neurofitness o cómo entrenar a tu cerebro para envejecer de forma saludable

Coger un boli, una libreta, y permitir que las palabras fluyan, puede que sea uno de los ejercicios más positivos para la mente, y además, no necesitamos mucho para empezar a hacerlo. Ayuda a calmar la ansiedad, a proyectar y  a ordenar nuestras ideas, pero también es un aliado interesante a la hora de poner en forma al cerebro, y de esto nos habla el neurofitness, un conjunto de técnicas que tiene como objetivo ejercitar al cerebro y los procesos cognitivos, según explica Luis García Ruiz, escritor, conferenciante, mentor de negocios y fundador de la Escuela de Aprendedores. “El cerebro no es un músculo, pero funciona como tal: para dar lo mejor de sí necesita entrenamiento constante”, afirma, y habla del neurofitness a través de lo que se conoce como reserva cognitiva, que revela datos tan interesantes como que las personas con más años de escolarización se recuperan mejor de accidentes cerebrales, envejecen mejor cognitivamente y son más resistentes al deterioro cognitivo.

Para entender este concepto, nos explica que se basa en la plasticidad cerebral, la cual opera a partir de dos procesos: neurogénesis (creación de nuevas neuronas) y la neuroplasticidad (establecimiento de nuevas sinapsis o conexiones neuronales). “Esta plasticidad sináptica ayuda a prevenir la pérdida de las habilidades cognitivas, como el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones, a medida que envejecemos”. García es autor de cinco libros, y uno de sus objetivos es que entendamos la importancia de seguir aprendiendo. “Es durante la infancia que la neuroplasticidad es mayor, ya que el cerebro es más flexible que nunca y está continuamente recibiendo estímulos. Sin embargo, esto no significa que esta plasticidad desaparezca. De hecho, incluso en la vejez, está demostrada la capacidad del cerebro para aprender continuamente”. Y nos recuerda, que la mayoría de las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer o el párkinson, así como el deterioro leve del funcionamiento cognitivo, van acompañadas de una pérdida de plasticidad cerebral.

¡Mejorando la neuroplasticidad!

Escuchando a Luis García, hablar de la neuroplasticidad, esta se antoja como un seguro para un envejecimiento saludable: “Cuando aprendemos algo nuevo, las conexiones neuronales se fortalecen, lo que nos permite recordar y aplicar ese conocimiento en el futuro”, arguye el experto, quien, además, nos insta a realizar actividad física para tener un cerebro sano y ágil que nos permitirá realizar tareas mentales con mayor rapidez y mejorar nuestra capacidad para resolver problemas. Recomienda ejercicio aeróbico y de fuerza, sin olvidarnos de aquella gimnasia que une cuerpo y mente como el yoga, el taichi, la atención plena o la meditación.“Otra forma de estimular la neuroplasticidad es a través de la estimulación sensorial y con actividades como bailar, leer, juegos para ejercitar la mente, escuchar o tocar música, aprender un nuevo idioma o estudiar algo nuevo”.

Por otro lado, los alimentos que consumimos también juegan un papel decisivo. “Algunos de los enemigos más dañinos para el cerebro provienen de los efectos del estrés y la ansiedad, que promueven malos hábitos como descanso inadecuado, mala nutrición y falta de actividad física. Además, el cerebro es muy sensible a la deshidratación. Por eso a veces cuando tenemos cefaleas, aturdimiento o fatiga cerebral, podemos hidratarnos y notar a los pocos minutos un bienestar intelectual”.

Escritura terapéutica para un cerebro sano

Uno de los trabajos que propone el experto es utilizar la escritura terapéutica para canalizar las emociones y obtener un mayor bienestar general. “Mientras se va escribiendo, se pasa por diferentes estados emocionales. Y es bueno dar rienda suelta a esas emociones y expresarlas tal y como vienen, sin miedo. Dependiendo de la situación por la que hayamos pasado, la mente se resiste a expresar las cosas porque intenta protegernos del dolor que causa recordar el suceso”.

Los beneficios de la escritura terapéutica son múltiples: ordena las ideas ayudando a tomar decisiones y minimiza el estrés, ya que escribir es parecido a hablar. “Refuerza no solo nuestra autoestima, sino también nuestro sistema inmunológico, al aportar felicidad y tranquilidad, dejando a un lado el estrés y la ansiedad”, explica García Ruiz, quien nos cuenta sobre un estudio de Journal of Pain and Symptom Management reveló en 2008 que un grupo de enfermos de cáncer que escribieron durante 20 minutos una vez a la semana, sobre cómo les afectaba la enfermedad, experimentó una importante mejoría en su salud emocional, a la vez que sintieron un gran bienestar al leer sus historias a los demás.

¿Por dónde empiezo?

Si quieres disfrutar de los beneficios de ejercitar tu cerebro mediante la escritura terapéutica, el autor de Empieza a vivir ahora, propone que busques un cuaderno, libreta o agenda que te parezca cómoda y bonita, y que empieces por estos dos sencillos ejercicios muy simples:



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