‘Nightbitch’: la maternidad es mucho más compleja de lo que muestra la película

Si se analiza bien, el canon de la maternidad es sencillamente monstruoso. El monstruo interior es, de hecho, el título que Barbara Almond dio a su libro sobre la ambivalente experiencia maternal. Por su parte, Jenny Offilly acuñó la expresión ‘monstruo del arte’, que sitúa a las madres en un brete entre sus familias y su Arte, con mayúscula. «No puedo tener al bebé en brazos y al mismo tiempo escribir», admite Nelson en Los argonautas. Escritoras como Rebecca Solnit han ahondado en cómo las madres trabajadoras «lo hacen todo y más», una profecía demencial que se ajusta como un guante a la paradoja de la novela Nightbitch, de Rachel Yoder, publicada en 2021.

Cuando llegó la adaptación cinematográfica de Nightbitch, esperaba que fuera realmente incómoda. El tráiler, bastante breve, auspiciaba una reflexión innovadora sobre lo mucho que la sociedad exige a las mujeres, en las antípodas de las imágenes generadas por ordenador. Pero ahora que se ha estrenado me siento decepcionada. La protagonista es Amy Adam , que interpreta a la típica madre primeriza que ha de hacer frente a un sinfín de encrucijadas. «Tu felicidad depende de ti», le dice el inútil de su marido cuando se queja de la presión a la que está sometida. ¿Cómo vas a culparla por imaginarse que le da una bofetada? Como en tantas otras escenas, la bofetada es solo una ilusión: la jauría (ficticia) del pueblo de Yoder, Wyoming, que acaba tragándose a Adams, es tan esperpéntica como para plantear serias dudas sobre lo que está ocurriendo en realidad.

Los momentos más interesantes de la película no tienen nada que ver con que la protagonista se transforme (literalmente) en un perro: ver cómo la tensión de Adams, a duras penas contenida, se dispara cuando su hijo se pone a llorar es como oír una tetera cuando empieza a hervir el agua. Cuando al día siguiente va de la ‘transformación’ va a la biblioteca para investigar sobre su ‘condición’, relaciona lo que le pasa con las afecciones mitológicas o místicas de algunas mujeres en distintas culturas, como las mujeres pájaro de Perú. El personaje de Adams no está solo en el mundo, pero al contrario de lo que aconseja La mística femenina, ella se niega a establecer vínculos con las otras madres y prefiere estar sola. No todas las madres van en manada.

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