No es solo hidratar el pelo: los dos (grandes) errores que cometo cada verano con mi melena
Tirando de refranero popular, “el hombre es el único animal que tropieza dos veces”. Y tres, y cuatro. Y las que hagan falta hasta que te das cuenta de la necesidad de cambiar. Trasladada esta reflexión al terreno beauty, hay ciertos errores que cometemos, incluso sabiendo bien las consecuencias que pueden tener, en repetidas ocasiones (y aunque haya lamentos después). Es lo que me pasa a mí cada verano en la playa o la piscina. Soy una friki de los good hair days y cuido mi pelo con auténtica devoción, aclarándolo siempre después de cada baño (para que las mechas no verdeen) y usando protección capilar para evitar #BeautyDramas en septiembre. Eso por no hablar de mi exhaustiva rutina para hidratar el cabello –uso acondicionador en cada lavado y una vez a la semana acondicionador y mascarilla a la vez–. Ni de mis rituales para nutrir el cabello con sérums y aceites varios. Sin embargo, hay dos graves errores que cometo cada verano a sabiendas de que pasarán factura a mi pelo (y echarán por tierra mis esfuerzos para hidratar y nutrir el cabello). Pero lo sigo haciendo. Por eso este año tengo el firme propósito de hablar de ellos. A continuación y con la explicación sincera de dos expertas para dejar de cometerlos.
#1. Desenredar el cabello después de cada baño
Lo hago por priorizar mi deseo de llevar el pelo suelto y que se seque al aire en la playa o en la piscina. Y aunque utilizo spray o crema para desenredarlo (y empiezo en las puntas antes de cepillar los medios y la raíz), teniendo en cuenta que en una jornada normal puede haber tres o cuatro baños, con sus consiguientes cepillados en mojado, el daño es evidente. Y no, no tengo que esperar al final del verano para verlo, en cada uno de esos cepillados soy consciente de la rotura que estoy ocasionando. “No cuidar el pelo en mojado es uno de los grandes errores que cometemos porque es su estado más delicado. Sin embargo, cada vez veo a más gente en la playa o en la piscina que con el pelo calado, lo hace. Pero lo correcto sería salir del agua, aclarar en la ducha si es posible, y aplicar crema para el pelo o un aceite. Y no cepillar. Incluso, si se tiene el pelo muy largo o mucha cantidad, lo mejor es aplicar en casa por la mañana un aceite capilar y hacerse una o dos trenzas sueltas (evitando siempre las de boxeador) y soltarlas al final del día al hacer la rutina de lavado. Además, poniendo el aceite se consigue crear una película protectora de la fibra capilar”, señala María Baras, estilista de Cheska. A la hora de recoger el cabello y evitar que se rompa, la experta insiste en la importancia de evitar horquillas metálicas y elegir coleteros de tela (si son de satén o seda, incluso mejor).
#2. No proteger el cuero cabelludo
Me entrego con devoción a los productos capilares que protegen del sol en medios y puntas, pero nunca, nunca, nunca protejo el cuero cabelludo. Sí, dejo a la intemperie la raya del pelo, sabiendo incluso que en ocasiones acaba enrojecida y alterada. Otro craso error. “La piel del cuero cabelludo es muy sensible al sol y el bulbo piloso, también. Esto afecta el crecimiento del cabello”, explica la farmacéutica experta en rutinas capilares Helena Rodero. ¿La solución? Para ella la mejor protección es un buen gorro, aunque existen otras alternativas: desde brumas específicas para el cuero cabelludo con protección solar, a la solución de emergencia de usar la misma bruma de cuerpo en la raya del pelo y en el cuero cabelludo (al final y al cabo, es piel igual). Y también, añade Baras, hacerse un recogido con el pelo hacia atrás para que sea el propio pelo el que actúe como barrera (previamente embadurnado en un aceite capilar que cree esa película protectora de la que hablábamos antes). Dicho esto, este es el verano en el que prometo no volver a tropezar en estas dos mismas piedras. Mi melena y mi salud capilar me lo agradecerán.