«Llámame malo, dime que no te gusta cómo juego. Pero ¿meterte con mi color de piel? Hay que tener tolerancia cero». No todos los insultos son iguales. El delantero del Athletic Club Iñaki Williams lo sabe de sobra. Porque algunos insultos alimentan odios inveterados y demonizan a colectivos enteros por la simple razón de pertenecer a ellos, los denigran por ser quienes son. Hay que plantar cara al racismo y Williams, gracias al altavoz del fútbol, ha elegido erigirse como referente de esta lucha.
«¿Sabes que los niños pequeños no definen a los que los rodean por su color de piel?», le apunta en esta conversación el director de Carrusel Deportivo Dani Garrido, a lo que añade una conclusión inapelable: «Uno no se vuelve racista al acudir a un estadio. El racismo es un problema de la sociedad». Esta charla es el primer episodio de LALIGA VS, una serie de 12 videopódcast impulsada por LALIGA en colaboración con PRISA Media, una iniciativa más dentro de la determinación con la que el fútbol profesional español ha decidido acometer la extinción de estas manifestaciones de odio fuera y dentro de los campos. Cuando durante un partido en Barcelona unos aficionados rivales trataron de menospreciar a Williams con gritos y onoma- topeyas racistas, LALIGA se encargó de utilizar las decenas de cámaras de la retransmisión para localizarlos y los denunció. Constituyó un hito. Por pri- mera vez, quienes vertían insultos desde la grada al césped acabaron sentados en el banquillo, acusados de delitos de odio, en un proceso judicial todavía pendiente de sentencia. El fútbol es terreno de pioneros y, ahora, gracias a su enorme visibilidad, pretende ir más lejos y se propone ser una herramienta poderosa para extirpar este mal de toda la sociedad.
Una responsabilidad para la que resultan imprescindibles voces como las de Williams. Su madre tuvo que atravesar un desierto y varias fronteras embarazada de él para buscarse un futuro. En el norte de España, entre Bilbao y Pamplona y a base de esfuerzos ímprobos, la familia encontró fortuna. Y entonces apareció el fútbol. El camino de valores que también ha moldeado a Williams y a su hermano menor, Nico, y que los ha convertido hoy en referentes, dos jóvenes comprometidos y cuyo mensaje puede contribuir a hacer un fútbol y un país mejores.
