No usaba bien el colorete hasta que me descubrieron este gran error
Cuando me maquillo (y creo que es un sentimiento generalizado) busco refrescar mi rostro y que parezca que estoy menos cansada. Es mi leitmotiv y precisamente por eso huyo de las sombras de ojos que enfatizan mis ojeras y me he entregado a las bondades de cualquier base de maquillaje, polvos bronceadores o colorete que aporten glow. En este peregrinaje hacia el maquillaje que disimula en cierta medida mis escasas horas de sueño, me he entregado también al colorete por su capacidad para revitalizar cualquier look y darle cierto aspecto aniñado. Hay muchas cosas que he creído a pies juntillas sin apenas cuestionarlas, por eso lo aplicaba sonriendo y depositándolo en la parte más alta de las mejillas (sí, en la famosa manzanita). Siempre se ha dicho que es el truco universal para hacerlo, pero hay ciertos momentos en los que las praxis universales que hemos dado por buenas, no valen. Así me lo descubre Nerina Freán, National Make Up Artist de Givenchy, que echa por tierra en un momento este tip tan instalado en nuestro imaginario beauty. Y lo hace con un razonamiento tan lógico que me convence a la primera. “Si sonreímos al aplicar el colorete, no estamos colocándolo a la altura final en la que se verá al dejar de sonreír. Esto puede generar, como resultado, un efecto visual de rostro más alargado o caído, ya que al relajar el rostro y volver a una expresión neutra, el color aplicado se encontrará en una zona mucho más baja de la que deseábamos”, explica. Y añade otro inconveniente a esta práctica: será más difícil de difuminar porque al sonreír estamos arrugando la zona del rostro.
Otro error habitual
Dicen que el orden de los factores no altera el producto, salvo cuando hablamos de maquillaje. Y si bien yo había asimilado usar el colorete como paso final, después incluso de los polvos de sol, Nerina vuelve a descubrirme que no estaba en lo cierto. “Prefiero aplicarlo antes, ya que los bronceadores me gusta extenderlos de manera muy sutil y únicamente para terminar de pulir acabados de la piel”.
La mejor manera de aplicarlo es esta
Claro, después de tantos desmentidos beauty, era más que necesario que Nerina definiera la mejor manera de aplicar el colorete. “Si tu objetivo es destacar y realzar tus mejillas, te sugiero cargar una brocha con tu color favorito de rubor, mirarte de frente al espejo con una expresión neutra y relajada y aplicarlo suavemente, con movimientos circulares ascendentes, tomando como referencia la parte alta de la oreja”. Y sí, lo he probado y funciona. Tanto o más como no excederse en la cantidad de colorete a usar y decantarse por tonos corales. “El color es vida, el rojo es sangre, es pasión y es justamente el pigmento presente en la mayoría de los coloretes que usamos. Es importante practicar su aplicación para no excedernos y que se vea artificial, pero un rubor bien difuminado y en el lugar correcto nos aporta vitalidad y es poesía para los ojos”, concluye. Pues eso.