El ensayo ‘Me dibujaron así’ sale a la venta el 8 de octubre.Península
Para analizar hasta qué punto está denostada la feminidad cuando se sale de los límites aceptados socialmente, Trujillo no solo ahonda en sus conflictivas experiencias personales, sino que recupera distintos ejemplos emancipadores de ‘mujeres fatales’ encarnados tanto por pecaminosas figuras bíblicas –herencia de haber crecido en el seno de una familia de testigos de Jehová– como por divas pop actuales que van de Jessica Rabbit a Pamela Anderson (privada de su derecho a la intimidad por haber posado desnuda en Playboy) o Britney Spears (tan hipervigilada mediáticamente que es imposible no preguntarse si su supuesta locura fue, en realidad, su única posible vía de escape).
“¿Por qué hay chicas a las que las han violentado tanto cuando se ha percibido que se estaban pasando de la raya? Las grandes artistas pop a las que más se ha castigado han sido aquellas que se han mostrado hiperfemeninas ante el mundo. Por ser excéntricas, excesivas o querer experimentar y jugar con su sexualidad. Y si no empezamos a decir esto, nos estamos perdiendo una gran parte del discurso feminista relevante. La misoginia y la ‘femmefobia’ no son sinónimos, pero muchas veces operan de la mano. Aunque el target sean las mujeres, la munición es la instrumentalización de la feminidad. Ya sea porque no se performa lo suficiente o porque se performa demasiado. Todo esto, además, mientras seguimos hablando sin parar de las nuevas masculinidades. No existen. Son hombres que están aprendiendo a apreciar, e incluso a habitar, los códigos vinculados a lo femenino, tradicionalmente identificados con lo estético, lo superficial, lo emocional o lo irracional”, continúa la reportera de Newtral y también autora del ensayo El vientre vacío (Capitán Swing, 2019), que en este nuevo trabajo ha bebido de la obra de pensadoras como la historiadora del arte barcelonesa Erika Bornay.
Por todo lo anterior, la clave para la periodista está en empezar a utilizar la palabra feminidad de manera desacomplejada. Otorgarle un lugar más esperanzador, alejado de esa tradición feminista occidental que tantas veces ha vilipendiado este concepto por entenderlo como una mera herramienta patriarcal de sumisión y perpetuación de los estereotipos de género. “Vivimos un momento muy ambivalente: las nuevas generaciones de niñas y adolescentes se están socializando en una mayor libertad, pero, si no somos capaces de cambiar la narrativa, los viejos prejuicios van a seguir operando. Lo que no puede ser es que, cuando una mujer es víctima de violencia sexual, lo primero que se diga a sí misma es: ‘No debería haberme vestido así’ o ‘esto me pasa por follar en la primera cita’. Es todo muy sutil, pero hay que tener cuidado con las ideas que van calando porque en TikTok hay muchos contenidos de chicas que siguen insistiendo en que lo feminista es vestir de una manera más masculina o renunciar a un atuendo explícitamente sexy para no adaptarse a la mirada patriarcal. Hasta que el feminismo no reivindique las feminidades no vamos a tener un movimiento realmente liberador y emancipador”, ahonda. O, tal como escribe en el ensayo: “Yo quiero ir enseñando pechuga como Sidney Sweeney o Pamela Anderson. […] Que la silueta se marque menos para alejarnos del supuesto deseo de los hombres me parece profundamente reaccionario. Si lo feminista es ir tapada, conmigo que no cuenten”.