Entrevista a Olivia Rodrigo
Con solo 22 años, Olivia Rodrigo (Murrieta, California, 2003) no solo ha redefinido el pop de la generación Z: también está aprendiendo, a la vista de todos, cómo ser fiel a sí misma en un mundo donde todos los focos apuntan hacia ella, dejando para el recuerdo su última cita amorosa o el look que ha llevado de cuadros vichy. “No me presiono demasiado para ser perfecta”, dice Olivia, como quien suelta una verdad que ha costado años asimilar. “Solo tengo 22 años, así que todavía estoy aprendiendo muchas cosas. Creo que es muy importante poder probar cosas nuevas a mi edad”, explica.
Su autenticidad y talento la han convertido en un icono global en tiempo récord, convirtiendo sus melodías poperas con alma rock en auténticos himnos. Días antes de su actuación en Mad Cool 2025, hablamos con la cantante sobre su proceso creativo, el valor de mostrarse vulnerable y el rol que juega la belleza en su día a día.
Cualquiera diría que una artista capaz de llenar estadios y escribir unas letras que destilan tanta crudeza ha nacido con las cosas claras. Pero su camino no comenzó en la música: “Le dije a mi madre que quería ser gimnasta olímpica cuando tenía unos 7 años, y ella no me creyó del todo. Poco tiempo después, cuando anuncié que mi nuevo objetivo era ganar un Grammy, su reacción fue muy distinta, con muchísimo entusiasmo. Todavía pienso en ese momento”, confiesa emocionada. A estas alturas, ya ha ganado tres y en la última edición de los premios pudimos descubrir cómo se arregla para la alfombra roja.
El piano llegó pronto a su vida, y con él, la necesidad de contar historias: “Me di cuenta de que me divertía mucho más crear mis propias canciones que aprender las escalas de los libros de ejercicios”, declara Olivia. Y a partir de ahí, su universo empezó a tomar forma: “Era una niña muy emocional, y eso me obligó a encontrar pronto formas de expresarme, ya fuera desahogándome en un diario, cantando o bailando”, recuerda. Una expresión creativa y sin filtros que ha dado forma a una discografía en la que caben los celos, el abandono, la inseguridad o el desamor, y que le ha reportado grandes experiencias también fuera del escenario: “Es muy poderoso ver cómo las canciones conectan con personas que nunca has conocido. Me recuerda que, por muy diferentes que seamos, compartimos una gran humanidad y muchas emociones similares”.
¿Y qué significa el éxito cuando todo el mundo te observa? Como era de esperar, la artista responde con algo que nada tiene que ver con los premios o los números: