Mafalda Sajonia-Coburgo (Londres, 1994) –más conocida como Ona Mafalda– ha marcado su propio tempo en la industria musical al margen de la constante inmediatez y la vorágine de nuevos lanzamientos. A un ritmo lento, pero sin pausa, con mucha firmeza y, sobre todo, con una enorme dosis de coherencia, la cantante se ha hecho un hueco en el panorama sonoro español en estos últimos años. Sin embargo, la artista lleva media vida dedicándose a la música. “Empecé con 15 años y ahora tengo 30. No todo el mundo puede decir que lleva tanto tiempo haciendo lo que le apasiona”, conesa agradecida al echar la vista atrás. “El otro día fui al Auditorio Nacional a ver a la Orquesta Nacional, dirigida por Joana Mallwitz, y volví a una parte de mi infancia con la que empezó todo: el ballet y la música clásica”, rememora, al tiempo que confiesa que sus primeras letras las escribió para canciones de danza. “Sin darme cuenta, la música se convirtió en parte de mí”.
Estilismo: Patricia López. Vestido y bailarinas, todo de GUCCI.Flavio Orsolato
Inglaterra ha sido siempre su casa, por lo que un día lluvioso de esos que dan la bienvenida al frío en Madrid, como el de la sesión de fotos que acompaña esta entrevista, hizo que la artista se sintiera en su elemento. Al ritmo de It’s Raining Men, de Weather Girls, acabar empapada no fue un obstáculo para la compositora. De hecho, le fascinó meterse en ese papel. A pesar de que los ritmos y las canciones siempre han estado presentes en su vida, fue en 2015 cuando decidió tomárselo en serio y mudarse a Boston para estudiar en el Berklee College of Music, un año crucial en su carrera, ya que decidió lanzarse a la piscina y publicar su primera canción, Don’t Let Go, en la plataforma digital SoundCloud. “Ahora, cada vez que saco algo nuevo es un renacer y una transformación”, confiesa. En 2023 publicó su primer álbum, bautizado simplemente como Ona, y este mes de noviembre da comienzo a su nueva era musical –todavía sin nombre oficial–. Pink Lies, el primer single de un proyecto que verá la luz el próximo año, rompe con sus sonidos anteriores. Atrás queda ese dark pop en el que muchos encasillaban su música hasta ahora. “El género continúa presente, pero ya no es tan oscuro. Estoy contenta de dejarlo a un lado”, admite la artista, al tiempo que sostiene que era un fase que tenía que atravesar como cantante. El sonido de este sencillo vira hacia ritmos mucho más eléctricos, enérgicos o, como ella misma dice, “con mucho poderío”.
Un trabajo al que le ha dado forma durante el último año y que trae de vuelta ese iPod que le acompañaba a todas horas de pequeña. “Crecí con los sonidos rockeros de Cat Power, The Strokes, Kings of Leon o Florence + the Machine”, cuenta sobre algunas de las inspiraciones que ya están presentes en este sencillo, sin duda impregnado de una mayor profundidad en cuanto a sonidos. “Esta canción fue la primera semilla de este proyecto y tiré de ella para crear el resto”. El tema brinda a Ona Mafalda la excusa perfecta para firmar un alegato a favor de dejarse llevar: “Quiero que la gente salga de su casa por la mañana, se ponga Pink Lies y empiece su día por todo lo alto”. Una energía que la ha llevado a componer un álbum bajo la premisa de seguir adelante a pesar de las vicisitudes de la vida. “Quería compartir la felicidad que siento ahora, pero siempre se cuela alguna canción triste”, advierte sobre la lista que lo componen.
Un disco que ha navegado entre París, Londres y Madrid durante su proceso de producción, que bebe de diferentes backgrounds y que le ha ayudado a reencontrarse con España. “Uno de los temas más especiales de este álbum es una cover de una artista –cuyo nombre no pudo desvelarnos todavía– que ha hecho que me enamore otra vez de la música española”, adelanta. Mafalda reside desde hace tres años en la capital y este proyecto refleja su presente en la ciudad y esta nueva etapa en su vida personal y profesional. Sin embargo, nunca van a dejar de estar visibles las referencias a sus raíces búlgaras y londinenses o el aprendizaje que le brindó vivir en Nueva York para formarse.
Estilismo: Patricia López. La cantante con capa de jacquard, traje de neopreno, falda de tweed y zapato destalonado de terciopelo, todo de CHANELFlavio Orsolato
Otra de las musas presentes en este nuevo trabajo es Marisol, nombre artístico de Pepa Flores, un icono cuya inuencia va más allá de la parte estrictamente musical. “Todas las etapas que atravesó son muy inspiradoras para mí, incluido el estilismo”, admite señalando el look que lleva para esta entrevista, compuesto por un cárdigan beis y una chaqueta vintage de color granate que recuerda haber comprado en el barrio de Malasaña. “La moda y la música van siempre de la mano, ambas son formas de expresarnos”, reexiona. “Hace poco vi unos archivos muy bonitos de Marisol y pude ver la evolución estética por la que pasó. Me sentí muy identificada con ella”, confiesa la compositora. En esta nueva era de su música, su moodboard de moda baila entre la década de los 90 y principios de los 2000. “Estoy explorando mucho estas épocas y aprovechando para ser yo misma. No quiero llevar algo solo porque sea tendencia, sino porque me gusta y me identifico”.