Iván Rojo se ha convertido en el primer expulsado de Operación Triunfo 2025. Hacía tiempo que un primer eliminado del programa no daba tanto de qué hablar, aunque fuera por razones extramusicales. Su desorbitado ego, que tantos memes ha generado, algunos tan divertidos como el que colocaba a Rojo de cabeza de cartel en Primavera Sound, y después sus polémicas declaraciones sobre las lenguas co-oficiales de España, desmentidas rápidamente por la cuenta oficial de OT24h en X, han podido contribuir a su salida.
Pero también ha tenido que ver su elección de canción. ‘It’s My Life’ de Bon Jovi no pide una interpretación melódica, como la que él ha propuesto, sino rockera. Además, no puede ser una canción más obvia. Claudia Arenas, su rival, ha acertado apostando por la sencillez de ‘El sitio de mi recreo’ de Antonio Vega, y ha marcado la diferencia tocando el piano en directo, emocionando a presentadora y jurado. En otras palabras: ha sabido concursar.
Chenoa ha estado acertada intentando amortiguar el impacto de las críticas que Iván Rojo se encontrará fuera del concurso. «Todos tenemos derecho a equivocarnos», expresaba en forma de consuelo, mientras Rojo aún digería la expulsión.
Aunque Iván Rojo haya exagerado imaginándose cantando en WiZinks o siendo votado por millones de personas, aunque según algunos viva en una «realidad paralela», el vallisoletano ha recordado a la audiencia que ser pop star también va de creérselo un poquito.
La Gala 2 de Operación Triunfo 2025 ha dejado los primeros tríos de la edición. Y de esos dos tríos han salido los dos nominados de la noche: Max, que no ha convencido en su papel de *N SYNC, mucho menos al lado de un Guillo Rist posicionado en el centro, por razones obvias; y Salma, que en ‘If You Could Read My Mind’ de Gordon Lightfoot ha quedado eclipsada por sus dos compañeras.
El favorito de la velada, Guille Toledano, ha reconocido durante la semana que ‘La Salvación‘ de Ardé Bogota no le ha supuesto ningún reto. Él parte con la ventaja de caer bien y dar buena imagen, y eso también suma. Ha cantado con Tinho, favorito de las madres, según él mismo, y también salvado.
Ninguna actuación de la noche ha sido sobresaliente. Guillo, al que constantemente dicen que parece profesional (porque lo es, ha salido de gira), es un finalista muy claro. Y Cristina también porque borda toda actuación aunque en ‘Dance Crip’ pareciera una concursante de Eurovision Junior.
Solo los concursantes saben cuán difícil es actuar en el plató de Operación Triunfo, pero ninguna actuación de la noche ha sido especialmente memorable: ‘Dance Crip’ con Cristina y Téyou al menos se ha diferenciado por ser un tema 100% de rap, pero ‘Clavaíto‘ con Crespo y María Cruz ha necesitado más rodaje; Lucía Casani y Judit cantan muy bien, pero han transmitido una cuarta parte de lo que requiere ‘En cambio no’ de Laura Pausini, y lo de Guille y Tinho ha sido directamente aburrido: demasiado fácil para ambos.
Es evidente que Operación Triunfo sigue apostando por la juventud de los concursantes (porque es la juventud de la audiencia) y no por perfiles que destaquen mínimamente: solo Dios sabe dónde habrán quedado los timbres y colores vocales más interesantes que han encontrado en esos interminables cástings. Aquí, desde luego, no están: los mejores vocalistas, Laura y Tinho, parecen salidos de 2001.