Cuando en 1999 se publicó ‘Todo lo que muere’ (Tusquets, 2008), los cimientos de la novela negra crujieron como los huesos de la nariz tras un puñetazo. ¿De qué cabeza había surgido esta historia criminal que mezclaba los códigos del hard-boiled clásico con elementos sobrenaturales, atmósfera gótica y asesinos terroríficos, protagonizada por un detective violento y atormentado con nombre de mito del jazz, Charlie Parker, acompañado por una pareja sentimental formada por un asesino a sueldo afroamericano y un ladrón profesional de origen latino?
El responsable de esta herejía, que luego se convertiría en tendencia –no se entiende ‘True Detective’ sin las novelas de Charlie Parker-, fue John Connolly, un humilde periodista irlandés con alma de novelista de Maine (Stephen King es uno de sus referentes), que desde su Dublín natal puso patas arriba el thriller norteamericano. Medio siglo y una veintena de novelas después, llega una nueva entrega de la serie.
‘Los mensajeros de la oscuridad’ (Tusquets) tiene todo lo que un fan de las novelas de Charlie Parker puede esperar: una absorbente trama criminal, que se va oscureciendo a medida que van apareciendo elementos siniestros y ominosos; una prosa enormemente fluida (más de 500 páginas que vuelan), con un ritmo que alterna la acción del thriller con pasajes reflexivos más pausados; unos diálogos llenos de ingenio y punzante ironía; una multiplicidad de voces hábilmente entretejidas con la voz central en primera persona del protagonista; y una atmósfera sombría y melancólica que impregna toda la novela como la niebla en los densos bosques de Maine.
Pero la novela también ofrece todo lo que un neófito puede querer cuando se adentra por primera vez en un universo desconocido como el de Charlie Parker: no perderse. Y es que no hace falta haber leído todas las entregas anteriores para disfrutar de ‘Los mensajeros de la oscuridad’. Connolly se ocupa de explicar, con naturalidad y sin recurrir a recordatorios reiterativos, quién es cada personaje y qué carga vital lleva a cuestas.
Veintiuna novelas después, Parker continúa persiguiendo fantasmas -los suyos y los ajenos- y arrastrando al lector por parajes tan oscuros y perturbadores como hipnóticos y evocadores. ¿No ha llegado ya el momento de que Hollywood o alguna plataforma se fijen en el universo literario de Charlie Parker? ¿Para cuándo una adaptación televisiva con, no sé, Colin Farrell en el papel del detective?