“Somos andinos y había un punto de querer traer un poco de eso al proyecto”, cuenta Adriana Buitrago (Cúcuta, Colombia, 1992), alma mater de Pampa Studio. “Es lo que nos une, de donde somos y por lo que funcionamos tan bien. Compartimos un montón de referencias culturales, familiares y tradiciones”, añade Juan Carlos Castro (Guayaquil, Ecuador, 1993) la otra mitad del estudio.
Fundada en 2020, la iniciativa nace como resultado de un camino en el que varios excompañeros de la universidad se unieron para desarrollar sus diseños, y recibe su nombre de un concepto del quechua –idioma indígena con millones de hablantes en varios países de Latinoamérica–:“Pampa suyu”, que significa “forma”. Y es que las curvas y geometrías son, precisamente, la característica que da identidad a sus diseños. “Nos inspiramos en los objetos cotidianos, en todo lo que sucede en torno a la mesa”, explica Adriana.
El primer anhelo de la dupla artística era rendir homenaje a sus raíces latinoamericanas. Juan Carlos emigró de Ecuador a los siete años para instalarse definitivamente en España; Adriana, por su parte, dejó Colombia y llegó a Madrid para comenzar sus estudios en Interiorismo y, posteriormente, Diseño de Producto. Fue en esa segunda carrera donde nació la amistad entre ambos; una unión que se consolidaría años más tarde, y tendría como fruto el nacimiento de Pampa Studio. “Mi objetivo inicial era hacer diseño de mobiliario”, confiesa Adriana, “pero Juan me contó su deseo de fabricar velas desde cero y me quise unir porque la idea me parecía fantástica. La cera de soja es maleable, te ofrece mil opciones. La derrites y, si algo te sale mal, vuelves a empezar. Es muy flexible, un material con infinidad de posibilidades”.
Pero Pampa Studio es más que una marca de velas. Durante el último año, han colaborado con Moisés Nieto para desarrollar un membrillo en cera de soja, una fruta tradicional convertida en algo único y escultórico, inspirado en un bodegón de Frans Snyders de la primera mitad del XVII, que se expuso en el Museo del Prado. También han desarrollado varias piezas para la página web de Zara, inspiradas en uno de sus zapatos. “Las alianzas son fundamentales, sobre todo cuando estás empezando”, sentencia Buitrago. “En el taller universitario empezamos a hacer las primeras colaboraciones con compañeros, que también hacían producción de arte para marcas grandes de moda. Nos comentaron que iban a hacer este proyecto, y como nosotros sabíamos hacer moldes, todo se fue dando en cadena”. A su vez, reconocen el papel que jugaron las redes sociales y el ‘boca a boca’ para darse a conocer. “De hecho, lo de Moisés Nieto surgió a partir de un proyecto que llevamos a cabo para un hotel. El diseñador buscaba velas, y una conocida suya le dijo que acababa de trabajar con nosotros. Y así fue cómo se puso en contacto”, recuerda Juan Carlos.