Pañuelo en la cabeza: un clásico incombustible
Me acuerdo perfectamente: era agosto, hacía un calor húmedo —propio de la primera quincena del mes en Pontevedra, aunque haya quien proclame que en el norte solo llueve— y yo dedicaba mi tarde de asueto a ver la televisión en el sofá de mi abuela. Un palmo a la izquierda de la pantalla, una instantánea enmarcada en plata en la que nunca había recaído, de pronto, captaba mi atención de manera mucho más eficaz que el capítulo de Friends en el que llevaba 20 minutos inmersa. Año de la fotografía: 1971. Lugar: Playa de A Lanzada. Protagonista: mi abuela, Lola, con un pañuelo anudado a lo Grace Kelly y unas gafas negras imposibles de encontrar hoy ni en Vinted. Desde ese momento, ese complemento tan cinematográfico se convirtió en mi favorito verano tras verano.
Nostalgia a parte, cuál fue mi sorpresa cuando, de repente y en pleno 2025, mi tablón de Pinterest se llenó de inspiración street style con esta “prenda” (¿es una prenda?) como protagonista. La misma que lucieron hasta la saciedad divas del cine como Sophia Loren o Elizabeth Taylor, esa con la que se casó vestida de rosa Audrey Hepburn, ahora coronaba los looks de Kendall Jenner y Julia Fox, despuntaba en la Fashion Week de Copenhague y protagonizaba la última portada de Lana del Rey para Vogue Italia, con un estilismo al que incluso Isabel II —fiel adepta de este complemento— habría dado su beneplácito real. Corrí a vaciar mi cajón y recuperé uno de seda que me regaló mi madre, rojo con flores amarillas, que hasta entonces usaba para adornar el asa de mi bolso de diario. Lo até con un nudo bajo la nuca y me fui a tomar un café con sabor a Vacaciones en Roma porque, no es ningún secreto, todo sabe mejor cuando se romantiza.
Audrey Hepburn y su marido, Andrea Dotti.Bettmann
Sophia Loren.Silver Screen Collection/Getty Images
Elizabeth II.Tim Graham/Getty Images
Elizabeth Taylor.Mondadori Portfolio/Getty Images
Kendall Jenner.Jacopo Raule/Getty Images
Julia Fox.Rachpoot/Bauer-Griffin
La historia de un complemento icónico
Si hablamos de su historia (y es importante hacerlo habiendo tanta), debemos remontarnos muy atrás en el tiempo. A la antigua Mesopotamia, más concretamente, donde se usaban por razones prácticas —aka, protegerse del sol abrasador— y también simbólicas, como signo de estatus. En el renacimiento europeo cubría la melena de las mujeres casadas y, más tarde, lo adoptarían campesinas rusas, madres italianas en la posguerra y, claro, Jackie Kennedy en su descapotable azul. En 1937 Hermès empezó a fabricar sus icónicos carrés, convirtiéndolos en un objeto de deseo intergeneracional y, durante la Segunda Guerra Mundial, las trabajadoras de las fábricas lo usaban anudado arriba, a lo Rosie the Riveter. En los 70 pasó a ser sinónimo de libertad psicodélica: atado tipo bandana, con flecos y estampado paisley. En los 90 lo vimos en los shows de Gianni Versace y, hace apenas unos meses, en las colecciones primavera-verano de Dolce & Gabbana, Pucci o Prada. Y ahora, en Instagram, donde toda una generación lo ha redescubierto. Porque da igual si tienes 23 años y llevas una Vespa u 80 y un abrigo de visón; siempre va a quedar bien.
Manual de uso del pañuelo en la cabeza
Con la lección aprendida, pasemos a su manual de uso. Porque no hay una sola manera correcta de llevarlo.
- Anudado bajo la barbilla: como Grace Kelly de vacaciones en Portofino o como las fotos de tu abuela en la playa.
- Tipo pirata, anudado en la nuca: perfecto para un día de asueto con libro de Jane Austin en mano.
- Como diadema: enrollado sobre si mismo y atado atrás, ideal si acostumbras a llevar el pelo suelto y quieres un twist de verano mediterráneo.