Paul Mescal cambia la espada y el escudo por la sastrería nórdica y un reloj de época

Dos mil años antes de que se vendieran velas con el agua de baño de Jacob Elordi, los gladiadores gozaban de una fama inusitada en la Antigua Roma. El sudor de los combatientes más valientes se utilizaba para hacer cosméticos y lograr así una piel radiante, y se creía que su sangre era un poderoso afrodisíaco y que curaba la infertilidad. En el apogeo de la tradición, algunos gladiadores contaban con patrocinadores privados y financiadores comerciales para ganarse el favor del público. Sus rostros se grababan en botellas de vino, ungüentos y jarrones decorativos, y se hacían juguetes para niños con su figura en plena lucha. Y al parecer el circo de los famosos no ha cambiado mucho.

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Misan Harriman

Paul Mescal, que no es gladiador pero interpreta a uno en la taquillera secuela de Ridley Scott, cumplió este fin de semana con sus obligaciones como embajador mundial de Cartier asistiendo junto a Scott, Denzel Washington, Fred Hechinger y Connie Nielsen a una cena organizada por la marca para el reparto de Gladiator II. El actor lució un discreto collar (parecido a su cadena Connell, pero más caro) y un reloj de pulsera Gondole de 1977. «Es el segundo reloj de los años 70 que llevo últimamente», dice Mescal. La pieza, de oro macizo, se basa en la tradición de 120 años de Cartier de relojes «con forma», y el modelo Incurvée, cuadrado y diseñado en 1976, es otro de sus favoritos. Ambos relojes de época pueden superar las 15.000 libras en sitios de reventa online.

Fred Hechinger.

Fred Hechinger.

Misan Harriman

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Connie Nielsen.

Misan Harriman

Pero Paul Mescal también es un hombre terrenal (es un chico sencillo y, para su propia sorpresa, también una celebridad) y su traje a medida fue diseñado por Etch, una marca asequible que la familia de un amigo suyo dirige desde el norte de Inglaterra. El estilismo del actor consistía en una chaqueta de botonadura sencilla con bolsillo y forro a medida y unos pantalones anchos con vuelta en el bajo, al estilo de los años setenta. En cuanto a Etch, se trata de una empresa especializada en sastrería con sede en Leeds y tiendas en varias localidades del Reino Unido. Su misión: democratizar la confección de trajes a medida más allá de los altos vuelos de Savile Row. No todos los gladiadores necesitan una falda escocesa (o unos pantalones cortos igual de reveladores) para despertar la fascinación del público.

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