Paul Weller ha hablado de sus 14 años de sobriedad y ha dicho que nunca quiso “cruzar la línea a cierta edad para convertirse en un viejo borracho más”.
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El “Modfather” lanzó su álbum número 17 en solitario, ’66’, el 24 de mayo, el día antes de cumplir 66 años. Recientemente habló de cómo el envejecimiento le había hecho más “experimental y de mente abierta”.
Y ahora Weller ha hablado con The Big Issue sobre cómo superar lo que él cree que era su “alcoholismo”, tras un ultimátum de su esposa Hannah Andrews en 2010.
“Todo cambió cuando dejé de beber. Es como el día y la noche, realmente lo es”, explica.
“Los primeros dos años fueron difíciles. No tuve ninguna recaída y no fui a Alcohólicos Anónimos, aunque lo habría hecho si hubiera sentido que lo necesitaba”.
Hablando sobre el eventual punto de inflexión que lo impulsó a cambiar su estilo de vida, agregó:
“Había algo en mi cuerpo que me decía: ‘tienes que parar ahora’. Era una fuerza más grande que yo simplemente diciendo conscientemente: ‘Tengo que parar’, lo cual había dicho muchas veces antes”.
Ampliando de cómo la sobriedad ha cambiado su perspectiva, Weller añadió:
“Aporta mucha más claridad a tu pensamiento y tus acciones, a cómo ves el mundo. Me alegro de haber llegado a este punto de mi vida”.
“Cuando eres más joven, eres simplemente un idiota gracioso. Luego cruzas una línea a cierta edad y eres solo otro viejo borracho. Es difícil admitirlo, pero una vez que lo haces, se vuelve más fácil”.
El ex líder de The Jam habló sobre el tema allá por 2021.
“Desde que estoy sobrio, que este año son 11 años, aprovecho más la música. No sólo mi música, sino toda la música. Significa más para mí y va más directa a mi corazón y a mi alma. Y ciertamente para hacerla. Toar sobrio es muy diferente porque te vuelves más consciente, estás más en el momento. Y eso lo cambia todo”.
En el pasado, también habló de su incomodidad por estar rodeado de un consumo generalizado de cocaína durante el rodaje del vídeo Band Aid en 1984. Describió el rodaje como “horrible” y añadió:
“Todo el mundo se estaba divirtiendo haciendo golpes en los inodoros. Probablemente hubiera estado bien para mí en los años 90, pero entonces no me gustaba todo eso. Estaba totalmente fuera de mi zona de confort”.