Cómo sacar el máximo provecho a la jornada intensiva
Necesitábamos que llegase este momento porque, con la entrada anticipada de las altas temperaturas, mantener la concentración, el ánimo y la energía en el trabajo se está convirtiendo en un deporte de riesgo; sobre todo cuando hemos hecho la pausa de la comida y debemos realizar la segunda parte de la jornada a más de 30 grados. Y es que, a más calor, menos productividad. Así lo muestra el informe Trabajar en un planeta más caliente realizado por la Organización Internacional del Trabajo: la productividad laboral disminuye cuando la temperatura supera los 24-26 grados. Al alcanzar los 33 o 34 grados, con una intensidad moderada, los trabajadores pierden un 50% de dicha productividad.
Así que, aunque realmente las empresas no están obligadas a implementarla, y ello dependerá del convenio al que se acojan, lo cierto es que para muchas de ellas que sí la llevan a cabo, esta medida se convierte en una aliada no solo frente al rendimiento sino también a la hora de fidelizar a sus empleados y cuidar su employer branding (marca de empleador). Muchos la reconocen como parte del salario emocional y una forma de trabajar que, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios, escogerían seis de cada diez trabajadores. Nos permite trabajar mejor, estar más descansados y tener más tiempo para el desarrollo personal.
La jornada intensiva y sus mil oportunidades
Patricia Benayas, mentora de productividad y gestión del tiempo, es totalmente partidaria de la jornada intensiva, de hecho, ella la practica durante todo el año. Porque, aunque en España se siga imponiendo la idea de que, a más horas, más trabajo desarrollado, lo cierto es que está más que demostrado que la relación no es directamente proporcional. “La jornada intensiva no significa menos trabajo, es trabajar mejor, ya que la productividad no está directamente relacionada con la cantidad de horas trabajadas, sino con la calidad y enfoque durante esas horas. Lo importante es centrarse en los resultados, no en las horas trabajadas. Como digo muchas veces: no me digas cuántas horas trabajas, sino qué consigues”, defiende Patricia.
La experta reconoce que no es posible aplicarla en todos los sectores, sobre todo en aquellos que están de cara al público o en obras, “donde lo que interesa es que terminen la obra cuanto antes y aprovechar la época de pocas lluvias y más horas de luz”. Por lo tanto, la compatibilidad de la jornada intensiva dependerá de las características específicas de cada sector y empresa. Pero en aquellos casos en los que se puede implementar, las ventajas fundamentales en relación con el rendimiento serán, además del ya mencionado aumento de la productividad, la reducción del estrés y la mejora de la disciplina, ya que ese temporizador natural nos aleja de la procrastinación.
¿Y qué decir de todo aquello que podemos hacer más allá de las tres de la tarde? Es la recompensa tras el esfuerzo y una oportunidad para abrir espacios a los que el resto del año es más complicado acceder: formación, tiempo en familia, descanso, deporte, contacto con la naturaleza, cultura… Todo esto provoca una mejora en el equilibrio entre el trabajo y la vida privada con menos distracciones emocionales, una mejor calidad de vida y mayor satisfacción personal. “Al tener el tiempo personal garantizado reduces la ansiedad, estás menos preocupada por tareas domésticas y recados personales que normalmente acaparan la mente si tu jornada se extiende. Eso hace que, mientras estás trabajando, tu única preocupación sea sacar adelante tu trabajo. Finalizar la jornada antes permite dedicar más tiempo a actividades personales, lo que mejora el bienestar y la motivación”, expone Patricia.
Recomendaciones para sacar el máximo provecho de la jornada intensiva
No debemos negar que empezar el día más temprano y trabajar de forma más intensa tiene también sus inconvenientes, como la fatiga acumulada y la consecuente disminución de nuestra energía. “Por eso es necesario recuperar esa energía haciendo pausas cortas programadas durante la jornada, entre las que se incluya una un poco más larga para comer algo ligero”, apunta Benayas. También que se convierta en una jornada extendida por la tarde desde el móvil o que los clientes con los que trabajamos no hagan jornada intensiva. En ese caso Patricia considera necesario comunicarles el nuevo horario y crear respuestas automáticas fuera del horario intensivo, desviar llamadas, etc.