La terapia de vibración puede ayudar a prevenir las caídas y la fragilidad ósea a medida que envejecemos. Un estudio publicado en el Journal of Frailty, Sarcopenia and Falls descubrió que las actividades de carga de peso de alto impacto realizadas al menos tres veces por semana eran eficaces para mejorar la salud ósea y la fuerza muscular, lo que a su vez reduce el riesgo de osteoporosis y aumenta el equilibrio. El estudio afirma que «otros tipos de actividades que han demostrado ser eficaces para el mantenimiento de la masa ósea, especialmente en mujeres posmenopáusicas, son los programas de ejercicio multicomponente consistentes en entrenamiento de fuerza, aeróbico, de alto impacto y/o con pesas, o la vibración de todo el cuerpo como intervención única».
Otro efecto prometedor de la vibración es su capacidad para provocar termogénesis, o calentar el cuerpo, y aumentar el metabolismo. El European Journal of Obesity estudió los efectos de la vibración corporal en la pérdida de peso y descubrió que el entrenamiento WBV combinado con la restricción calórica puede ayudar a conseguir una pérdida de peso sostenida y a largo plazo del 5 al 10%. Según el estudio, «los datos demostraron que el entrenamiento WBV puede tener el potencial de reducir la grasa adiposa visceral más que el ejercicio aeróbico en adultos obesos, convirtiéndolo en una posible adición significativa a futuros programas de pérdida de peso».
Después de dos semanas utilizando las máquinas de vibración, he sacado algunas conclusiones propias. Noto que tengo más energía después de entrenar. Estoy deseando hacer una sesión rápida y no lo pospongo tanto como en los días que me toca levantar pesas en el gimnasio. Siento más fuerza en el tronco, las caderas y los glúteos, pero no en la parte superior del cuerpo. Quizás se deba a mi propia pereza a la hora de realizar más movimientos para fortalecer ese parte.
Otro asunto a considerar es el precio de las plataformas vibratorias: las máquinas más caras parecen más intensas y cuentan más estudios para respaldar sus efectos. Sin embargo, dependiendo de tus objetivos, puedes encontrar opciones aceptables a precios más bajos.
Lo que más me gusta de usar la plataforma vibratoria, por supuesto, es el efecto masaje. Si me duele la zona lumbar, me tumbo sobre ella y siento alivio en cuestión de minutos. Si tengo los isquiotibiales tensos, puedo sentarme y sacudir la tensión. Sobre todo, me convence del todo su premisa de que hay que entrenar de forma más inteligente y no más dura. ¿Un aparato que puede darme los mismos resultados en la mitad de tiempo? Compro.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com