Dejar un tiempo entre proyectos para ser más creativa
La mente no cesa. Es un constante ir y venir de ideas y pensamientos, a menudo sin forma ni sentido, pero que en ocasiones se transforman en momentos brillantes. Pero para ello, hay que dejar un tiempo entre proyectos. ¿Qué hace que podamos llegar a conclusiones geniales después de haberle estado dando muchas vueltas a algo? ¿Por qué nuestra creatividad no se activa de manera voluntaria? ¿Qué mecanismos favorecen este flujo creativo? Esto es lo que lleva años preguntándose la comunidad científica que, a través de sendos estudios, ha podido deducir que la red neuronal por defecto (RND) está seriamente implicada.
Se sabe que esta red se activa cuando estamos en reposo mental, al dejar que la mente divague o reflexionar sobre ideas, lo que ha hecho suponer que es clave en los procesos creativos y en la generación espontánea de pensamientos o recuerdos. Para entenderlo mejor, acudimos al estudio de Roger Beaty en la revista PNAS, quien identificó que la creatividad emerge de la interacción entre tres redes cerebrales: la red de modo por defecto (RND), la red de prominencia —que evalúa la relevancia de estímulos internos o externos— y la red ejecutiva —que nos ayuda a concentrarnos en tareas cognitivas específicas—. Según Beaty, la capacidad de una persona para pensar de manera divergente está vinculada a cómo estas redes se conectan entre sí, y propone un posible proceso para un destello creativo: primero, la RND generaría la idea; luego, la red de prominencia decidiría si es digna de atención; y, si lo es, la red ejecutiva se encargaría de desarrollarla.
Para Natalia Flores, CEO y directora de la agencia Está Pasando, la creatividad es fundamental para crear ideas disruptivas y diversas, “necesitamos ser nativos culturales, curiosos para poder convertirnos en cronistas de nuestro tiempo”, afirma, y añade que a nivel de empresa se deberían facilitar estructuras horizontales, donde las ideas puedan salir desde todos los ámbitos y departamentos. “A la hora de promover el talento, necesitamos equipos que tengan diversidad cultural que nos ayuden a expandir los límites de nuestra creatividad. Y añadiría gente con amor por lo popular y con aficiones fuera de la empresa, que tengan tiempo para estar con amigos, con la familia o en la calle. Ser fan es importante para el proceso creativo”.
Parar para crear
En un momento en donde la hiperproductividad parecer ocuparlo todo, ¿sería sensato hacer un parón? Darle a nuestra mente una especie de ayuno de pensamiento estructurado, se antoja como una estrategia necesaria para poder alcanzar ese estado de inspiración. Algo que parece confirmar el neurocientífico John Kounios, quien habla de que cuando tenemos una idea repentina, el cerebro pasa por un proceso fascinante, donde lo primero que sucede es un apagón en el córtex visual, una breve pausa en la visión que filtra distracciones externas y permite enfocarnos internamente. Es entonces cuando se genera una explosión de ondas cerebrales de alta frecuencia, una señal de que algo importante está a punto de ocurrir.
Justo después, el sistema de recompensa del cerebro se activa, liberando dopamina, la hormona de la felicidad, lo que produce una sensación de satisfacción. Este chute de dopamina es la misma que sentimos al morder un trozo de pizza o alcanzar una meta, y es parte de lo que hace que resolver problemas o estar en un proceso creativo sea tan gratificante. “La creatividad nos aporta innovación, soluciones a problemas, es como un faro en momentos de incertidumbre”, observa Flores, quien cree que a nivel empresa nos permite ser más relevantes y vanguardistas, al tiempo que nos ayuda a conectar con las personas de una forma más humana y real, puesto que estamos en el terreno de las ideas y de los sentimientos. “La creatividad mantiene activo el pensamiento crítico y no busca solo respuestas correctas, sino que en el camino va abriendo nuevas preguntas”.