La capacidad de recordar unas cosas y olvidar otras es una función esencial del cerebro humano. La atención, las emociones y la práctica juegan un papel fundamental en los mecanismos que rigen nuestra memoria, es decir, en los procesos que ayudan a codificar, almacenar y recuperar la información. Pero, ¿y si hubiese algo más? Una investigación científica reciente sugiere que existen otros factores que influyen en la manera en que recordamos: las ondas cerebrales agudas podrían estar involucradas en la selección de los recuerdos durante el descanso.
Es sabido que las ondas agudas están relacionadas con la consolidación de los recuerdos y su almacenamiento, pues desde los años 80 del siglo pasado los neurocientíficos llevan estudiando estas ráfagas cortas de actividad neuronal sincronizada en el hipocampo. Patrones eléctricos complejos en cascada que, especialmente durante la fase de sueño profundo, replican de forma acelerada fragmentos de una experiencia anterior, presumiblemente para consolidar los conocimientos recién adquiridos. Este proceso de repetición facilita la transferencia de información desde el hipocampo hacia la neocorteza, donde los recuerdos a largo plazo se almacenan de forma más estable.
Implicación de las ondas agudas en la selección de recuerdos
La novedad del estudio desarrollado por la Universidad de Nueva York y publicado en la revista Science reside en que sus resultados sugieren que el cerebro de los mamíferos ‘marca’ las experiencias que vale la pena recordar al enviar repetidamente ondas cerebrales repentinas y poderosas de alta frecuencia cuando este está en reposo. Dicho de otro modo: las ondas agudas, impulsadas por la activación de miles de neuronas con milisegundos de diferencia, servirían para seleccionar los recuerdos durante el descanso.
En las pruebas de laberinto con ratones, el profesor de Neurociencia en la Universidad de Nueva York György Buzsáki y su equipo observaron que los patrones de ondas agudas que ocurrieron con mayor frecuencia durante las pausas entre tareas, aquellos que reproducían la actividad durante la carrera de los roedores por el laberinto, se repitieron mientras dormían; no así los que no se reprodujeron cuando estaban despiertos. Razón por la cual los investigadores creen que las ondas durante la quietud o vigilia tranquila podrían ser algo así como “unas etiquetas de memoria” que consolidan ciertas experiencias para su almacenamiento a largo plazo. Todo aquello que no esté ‘marcado’ no se reproducirá durante el sueño y será olvidado.
Este nuevo trabajo sirve para entender cómo el cerebro etiqueta una determinada experiencia para ser recordada, pero no explica por qué escoge precisamente esa, en detrimento de otras. Efectivamente, aún quedan muchos misterios de la memoria por desentrañar, pero proporciona razones neurológicas sobre la importancia del descanso y el sueño a la hora de retener información.
Factores que influyen en la memoria
Son este tipo de avances en neurociencia los que nos ayudan a comprender de manera más profunda los mecanismos que subyacen en el complejo y multifacético proceso de recordar. No todas las experiencias se codifican, almacenan y recuperan de la misma manera, existen algunos factores clave que influyen en la memoria: