Por qué sube la Bolsa si se espera menos crecimiento y más inflación: claves de la complacencia inversora | Mercados Financieros

El 1 de agosto no es solo el momento en que comienzan las vacaciones de verano para muchos sino también la fecha del último ultimátum que Donald Trump ha dado al comercio mundial y la comunidad inversora. Ese día vence la tregua para la aplicación de aranceles por parte de EE UU y en plena cuenta atrás, las Bolsas estadounidenses están marcando continuados máximos. El S&P 500 y el Nasdaq Composite suman más de diez récords históricos en lo que va de año.

La perspectiva para el resto de 2025 es de menos crecimiento y más inflación en EE UU, a costa precisamente de los aranceles, pero esa combinación —que se materializa en el temido término de estanflación— no impide que grandes gestoras estén tomando mayores dosis de riesgo, elevando la apuesta por la renta variable. “La historia sugiere que, en un entorno de bajo crecimiento y alta inflación, las acciones podrían no comportarse tan mal como temen los inversores“, defienden en la gestora británica Schroders. Hasta el momento, unos resultados empresariales del segundo trimestre mejores de lo esperado y unos indicadores macroeconómicos aún sólidos están sosteniendo el avance bursátil.

La airada guerra comercial declarada por Trump el 2 de abril sacudió con dureza los mercados financieros. Los inversores ya asumen que Estados Unidos crecerá menos este año: los aranceles van a encoger el consumo y a reducir las ventas de las empresas. Aunque lo que se espere es que esas tasas sean inferiores a lo pregonado por Trump hace casi cuatro meses.

“En una economía boyante, las empresas pueden repercutir en los consumidores el aumento de los costes de producción. Pero, cuando la demanda ya es débil, esto no es tan fácil. Los márgenes de beneficio de las empresas suelen verse afectados, lo que ejerce una presión adicional a la baja sobre los beneficios“, señala Duncan Lamont, responsable de investigación estratégica de Schroders. La estanflación dificulta además que los bancos centrales puedan reactivar el crecimiento, y el consumo, con bajadas de los tipos de interés. “Cuando la inflación es alta, suelen querer subir los tipos de interés para controlarla, no para bajarla. Y unos tipos más altos corren el riesgo de empeorar el estancamiento. Pero si bajaran los tipos, correrían el riesgo de que la inflación subiera aún más. No hay opciones fáciles”, añade Lamont.

El panorama no es el más propicio para la renta variable y aun así, la Bolsa se ha rehecho y marca nuevos máximos. En Schroders defienden que en términos generales, la renta variable se comporta bien en la mitad de las ocasiones en entornos de estanflación, aunque ese comportamiento es evidentemente peor que en otros escenarios de mercado. La firma de inversión ha analizado episodios pasados de estanflación, entendida como períodos en que el crecimiento del PIB está por debajo de la media de los 10 años anteriores mientras que el IPC está por encima de su media de 10 años. Al final del primer trimestre de 2025, la tasa de inflación interanual de EE UU, del 2,7%, era un 0,2% inferior a su media de 10 años, y el crecimiento real del PIB, del 2,0%, era un 0,5% inferior a su media de la última década. “Esto lo situaba en la categoría baja inflación-bajo crecimiento, pero bastaría un pequeño aumento de la inflación para empujarlo al entorno de estanflación alta inflación-bajo crecimiento. Un aumento del precio del petróleo debido a las tensiones en Oriente Próximo llevaría a la economía en esa dirección”, añaden en Schroders.

Y si esa estanflación llega de forma evidente, los inversores no deberían dejarse llevar por el pánico, según Lamont. “La rentabilidad de las acciones es peor durante los periodos de estanflación que en otras épocas, pero la diferencia no es estadísticamente significativa. Siempre hay un motivo para preocuparse y es probable que los inversores a largo plazo se beneficien si permanecen invertidos”, concluye en primer lugar. Advierte también de que “una buena rentabilidad en periodos de estanflación no depende de que el mercado haya caído antes, es decir, de un rebote. Los recortes de tipos tampoco son un ingrediente necesario. Esto debería tranquilizar actualmente a los inversores de renta variable”.

En todo caso, en Schroders puntualizan que la rentabilidad bursátil en períodos de estanflación varía mucho entre sectores y entre episodios históricos y reconocen que cualquier conclusión a partir del análisis histórico debe acompañarse del análisis cualitativo del momento actual. Así, si la causa de la alta inflación en el pasado fue a menudo el alza de las materias primas, ahora el gran riesgo inflacionista son los aranceles, además de la tensión geopolítica que persiste en Oriente Próximo y que ya ha demostrado ser capaz de encarecer el petróleo. También hay matices no solo por sectores sino por geografías. “Los mercados estadounidense y japonés parecen negativamente expuestos al riesgo de estanflación. En cambio, Europa y el Reino Unido son propuestas más interesantes. Por ende, los inversores que siguen el mercado mundial mediante vehículos de inversión pasiva podrían obtener peores resultados, dado que EE UU tiene un peso del 77% en el índice MSCI World y del 66% en el MSCI ACWI. La estanflación podría continuar ampliando esta tendencia observada en 2025″, concluye Lamont.

El riesgo de estanflación está ahí y en JP Morgan tampoco creen que sea motivo para salir del mercado. Es más, la visión de la gestora del mayor banco de EE UU es ahora más constructiva y ha elevado su exposición al riesgo, según señaló este martes la directora de estrategia para España y Portugal de la firma, Lucía Gutiérrez-Mellado. Pese a la amenaza arancelaria de Trump, en la gestora confían en que la economía y los resultados empresariales seguirán dando sostén a la mejora de la renta variable. Tras la recuperación iniciada en abril, desde Invesco añaden que “la gente se ha creído realmente que existe la Trump put: que si los mercados corrigen o si los tipos de interés suben en EE UU, Trump dará marcha atrás como hizo en abril”. “A medida que navegamos por esta incertidumbre, es muy probable que nos volvamos más propensos al riesgo”, añade en declaraciones a Bloomberg Chang Hwan Sung, gestor de carteras multiactivos del equipo de soluciones de inversión de Invesco.

En plena campaña de resultados, los inversores parecen abrazar el buen balance que arrojan las cuentas trimestrales y la esperanza de que sigan batiendo expectativas a pesar de las incertidumbres. “Esta actual calma en la Bolsa estadounidense, con el S&P 500 que no presenta movimientos mayores del 1% al alza o a la baja desde finales de junio, también puede mostrar la fatiga de los inversores ante la posibilidad de luchar contra esta tendencia, incluso convirtiendo esa calma en complacencia”, añaden desde Natixis. A la hora de apostar por cómo salir de ese agradable letargo, son cada vez más quienes esperan subidas adicionales a caídas bruscas.

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