Especialmente en la moda masculina, «técnico» se utiliza a menudo como adjetivo para indicar una alta funcionalidad –o al menos la apariencia de ello– a través de tejidos tecnológicamente avanzados. En Linea Rossa, las prendas, el calzado y las gafas beben de la navegación de alto rendimiento, lo que significa que la funcionalidad y la durabilidad de los productos son más fiables, más parecidas a artículos de diseño industrial que a piezas de moda.
Esa funcionalidad no ha sido impedimento para que la colección aparezca ocasionalmente en los desfiles de mayor categoría. En 1999, la Linea Rossa apareció tanto en la pasarela masculina como en la femenina, y regresó en 2000. La línea roja reapareció en ambas pasarelas para un relanzamiento en 2018, justo en el momento en que la casa zarpaba desde su antiguo hogar en Via Fogazzaro para atracar en la Fondazione Prada. La siguiente vez que vimos la Linea Rossa sobre la pasarela fue durante una sección destacada del desfile de primavera-verano de 2020 de la marca, celebrado en Shanghái. La última vez que reapareció fue en plena crisis del covid, para el desfile de primavera-verano 2021, The Show That Never Happened.
Según los grandes aficionados a la vela de Vogue (solo yo, creo), este año la embarcación Luna Rossa Prada Pirelli y su tripulación parecen firmes aspirantes a superar las primeras fases del desafío y ganarse el derecho a enfrentarse cara a cara con Nueva Zelanda por la copa. Esperemos que lo consigan, tanto por razones de moda como deportivas: una victoria tan célebre se traduciría en más Linea Rossa sobre las pasarelas.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com