Sophie Kodjoe, hija de la actriz Nicole Ari Parker –Lisa en And Just Like That…– lució un escultural vestido de Oscar de la Renta en tonos burdeos con un deslumbrante collar dorado. «Quería rendir homenaje a la tradición de las debutantes», declaró a Vogue por teléfono, poco antes del evento. «Creo que históricamente servía para presentar a las mujeres en edad casadera, pero en este caso, muestra lo únicas que son todas las mujeres que participan y lo diversas y creativas que son. Creo que es una gran oportunidad para conocer gente nueva de todo el mundo y me siento muy honrada de formar parte de ello».
Otro look destacado fue el de S.A.R. la princesa Eugenia de Borbón y Vargas, que lució un vestido gris palabra de honor de Carolina Herrera con detalles metálicos dorados y una tiara de diamantes. El atrevido vestido de volantes de alta costura de color merlot de Ella Yam, de Giambattista Valli, impactó con su precioso tono y su larga cola. Peyton Spaht, por su parte, lució un vestido de Alta Moda de Dolce & Gabbana con una grandiosa falda ondulada decorada con escenas mitológicas y detalles rococó. Rysa Panday eligió un vestido de Elie Saab bordado en encaje dorado, mientras que Mina Muñiz Tschape optó por un vestido blanco con corsé y esponjosa falda de tul de Jean Paul Gaultier.
Le Bal es, al fin y al cabo, un acto benéfico, y el baile de este año apoyó dos causas: ARCFA (o Association of Cardiology Research from Fetus to Adult), cuyo objetivo es mejorar la calidad de la atención a los niños con defectos cardíacos en el hospital infantil Necker-Enfants Malades de París; y al Maria Fareri Children’s Hospital del valle del Hudson de Nueva York. El champán corrió a cargo de Laurent-Perrier, mientras que Carita se encargó de los looks de belleza de las debutantes. E Foro Cultural Mundial Taihu fue otro de los patrocinadores.
El baile de apertura dio paso al vals de las debutantes con sus padres, que luego se las cedieron a sus caballeros para seguir bailando al son de una banda en directo. «Llevo 13 años bailando, pero nunca había bailado un vals, así que tuve que aprender a bailarlo en mi habitación», confesó Kodjoe entre risas. Las familias y otros invitados selectos contemplaron todo desde sus mesas con sillas doradas, bajo el cautivador parpadeo de las lámparas de araña.
La atracción principal, la presentación a modo de pasarela de cada debutante con su vestido elegido, antes de que el baile, la tertulia y los brindis con champán se alargaran toda la noche.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com