No comprar ropa: mis cinco reglas para evitarlo y reinventar mi estilo
Para mí, que llevo sin ir de compras desde 2022 (y vistiendo mucho mejor) gracias el movimiento Second Hand September, el underconsumption core forma parte de mi filosofía. La gente me dice que no entiende cómo lo hago, pero estoy en un punto en que lo complicado es hacerlo. Y no me baso solo en reparar las prendas que se estropean; eso ya lo pongo en práctica automáticamente y sobre la marcha. Por el mismo motivo que plancho la ropa limpia: si algo está roto o arrugado, no lo voy a poder usar, y quizá nunca encuentre el momento para solucionarlo si no es inmediatamente después de lavarlo o encontrar esa mancha o agujero. Pero no pienses que por tanto meditar cada compra que (no) hago tengo un estilo aburrido, voy siempre igual vestida o llego a cansarme de lo que tengo. El ser humano necesita reinventarse continuamente con ayuda de la moda, y yo no renuncio a seguir divirtiéndome con la ropa. Del mismo modo que ya compartí las 4 claves para comprar menos en rebajas y evitar el consumismo, he aquí mis 5 reglas para no comprar ropa durante meses.
#1. Si algo entra, algo sale
En realidad, la regla número 1 es la consecuencia de una aún más importante, y sin la cual, nada de lo que sigue tendría sentido: amar todo lo que tengo. Si todo lo que tienes te encanta, no querrás tener nada más; ya te es suficiente. Y esto también se relaciona con el espacio que ocupa la ropa que tienes. Cuando me tienta comprar algo, lo primero que me planteo es dónde voy a guardarlo, porque mi armario es limitado y ya está hasta los topes. De este modo, si algo entra, algo sale. Y saldrá la pieza más similar a la que tengo en perspectiva, eso está claro. Así que la mayor parte de las veces no llega a entrar nada precisamente por esto, para que no salga nada, porque todo me encanta.
#2. Transformar o morir
Sí, las tendencias cambian, y es posible que esa pieza que una vez te volviera loca ahora te dé una pereza insoportable. ¡Transfórmala! Y no te digo que cojas la máquina de coser y hagas virguerías (a no ser que tengas ese don, claro). Simplemente, actualízala añadiendo o quitando detalles. Yo misma, esta mañana, he devuelto la vida a un jersey que llevaba sin tocar dos años: una maravillosa pieza de mohair de un color precioso… ¡que llevaba cosido un enorme lazo con pedrería! Hace siete años, fenomenal, pero ahora no había forma de defenderlo. Cogí las tijeras y lo descosí con sumo cuidado. Cuando he llegado al trabajo, dos compañeras me han felicitado por el jersey. No siempre es fácil, pero cuando esta regla sea plausible debe aplicarse siempre.
En ocasiones, para transformar la prenda basta con combinarla de otra manera –con las camisas y los pantalones esto funciona claramente–. Y cuando, ni con esas, véndela rápido siguiendo nuestros consejos. Eso sí, te recomendamos no ser muy ambiciosa, o puede que nunca consigas deshacerte de ella (y acabe en el contenedor de ropa, donde lo más probable es que nunca vuelva a tener otro armario como destino). Es importante tener presente que en estos casos lo de menos es el dinero: el objetivo es dar una nueva vida a una prenda que en tu armario está condenada a muerte.
#3. Recuperar de otras temporadas
Por mucho que nos cueste aceptarlo, ya tenemos edad suficiente como para que vuelvan a ponerse de moda prendas que hemos utilizado hace años. ¡Y cuánto lamento ahora haber vendido mis abrigos de pelo y de leopardo! La moraleja es que si tienes algo que amas muchísimo pero a lo que no concedes uso, a veces merece la pena esperar unas cuantas temporadas para volver a recuperarlo. No hay que dejar que la ‘tiranía de lo nuevo’ se imponga, siempre y cuando nuestras prendas estén en buen estado.
Pero lejos de jugar con la posibilidad remota de que nuestro armario se vuelva vintage, a mí me funciona volver a usar prendas de las que ya me había cansado. Hablo de piezas de las que en algún momento me había hartado, pero me seguían encantando, así que no las tiré, y años después las he podido recuperar con un flechazo renovado. Es precioso cuando alguien te dice: “¡Yo tenía ese vestido! Anda que no hace años… Me encantaba”. Y tú te regodeas por haberlo conservado y seguir creando una historia para él.
#4. Tener mi armario en la nube
La app Whering revolucionó por completo mi modo de vestir y de (no) comprar ropa cuando la descubrí. Digitalizar mi armario me ha servido para tener conciencia de todas las prendas que ya poseo, crear looks fácilmente y programarlos, de forma que me resulta muy sencillo no repetir ropa. Y esto, aunque parezca una tontería, ayuda a crear la sensación (tomar conciencia) de que tengo muchísima.